jueves, junio 26, 2008

El petróleo debe ser nuestro

Autor: Miguel Reyes Hernández
Publicación: E-consulta, pendiente.

Joseph Stiglitz, execonomista en Jefe del Banco Mundial y Premio Nobel de Economía, conocedor profundo de los intereses que guían a instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, afirma en una entrevista que éstas fueron presionadas por las transnacionales para asumir la agenda de la privatización como suya e imponérselas a los países subdesarrollados.
La privatización y liberalización de mercados como un dogma que traerá beneficios a los más pobres es el discurso bajo el que se oculta el verdadero fin. La rapacidad y voracidad con la que las transnacionales quieren comerse al mundo, pone incluso en riesgo la estabilidad del capitalismo en muchos países. Cuando se planteó y se puso en marcha el estado de bienestar no era sólo por cuestiones de bienestar de los individuos que quedaban fuera del mercado, sino de eficiencia del sistema económico y para garantizar su estabilidad en el largo plazo en el marco de la guerra fría. El llamado universalismo en las áreas de la salud y la educación dio a la vez que mejores condiciones de vida a la población, mayores niveles de productividad social y circunstancias de apoyo para la estabilidad política de las instituciones. El costo, obvio que es alto en términos económicos. Más aún para quien resultaría afectado en la redistribución del ingreso (que no de condiciones y medios con los que se genera la riqueza social) dando lugar a que los impuestos (como los impuestos sobre la renta) fueran altos y progresivos.
Con la llegada al poder de Reagan y Margaret Tatcher se formalizó el fin del estado de bienestar en las grandes potencias capitalistas y la posibilidad de que éste se estableciera en países subdesarrollados se hizo más remota. Ya no era necesario desde su perspectiva, financiar la mejora en el bienestar material de los excluidos del sistema aún cuando ello pudiera generar inestabilidad política y social. De las pérdidas sociales en la productividad no habría de que preocuparse si los recursos se reasignarían hacia las empresas con mayor capacidad de sobrevivencia en un entorno altamente competitivo. En cuanto al primer aspecto, si uno de los objetivos del estado de bienestar bajo el entorno mundial de la guerra fría era tratar de demostrar que el capitalismo tenía un rostro humano, ahora que el derrumbe del socialismo en la Europa comandada por la exUnión Soviética se hacía inminente, no había necesidad de sostenerlo tomando en cuenta que éste es muy caro. La sostenibilidad del sistema en condiciones de mayor desigualdad social tendría que darse mediante dos mecanismos: el uso de las instituciones represivas del estado y la manipulación mediática de los medios de comunicación. Cuando comenzaron las privatizaciones en Inglaterra, Tatcher se ganó con creces el sobrenombre de dama de hierro y a partir de esa época, los medios masivos de comunicación, fundamentalmente la televisión han jugado un papel cada vez más importante para sostener un régimen.
Con la caída del socialismo y su gran impacto ideológico y político sobre grandes sectores sociales, el estado de bienestar era un estorbo. Y no sólo para las grandes corporaciones sino también para cualquier empresario que pagara impuestos para mantenerlo. Sin embargo, así como sucede con los pequeños accionistas que invierten en bolsa versus los grandes accionistas, la capacidad de coordinación entre los pequeños y medianos empresarios es muy baja en comparación con los grandes empresarios propietarios de grandes corporaciones. Estas grandes corporaciones son las que tienen posibilidad de establecer e influir en la agenda no sólo de sus países sino de otros países mediante el uso de instituciones mundiales como el Banco Mundial y el FMI como ya lo dijo Stiglitz que conoce el mounstruo desde las entrañas. La privatización de recursos estratégicos que por cuestión natural serían monopolios es un negocio altamente jugoso para quien no tiene saciedad ni límite. No importa para ello que si de por si en estas sociedades existan altos niveles de pobreza y desigualdad, se cobre por la salud y la educación o por el uso de recursos energéticos como la electricidad o el uso de derivados del petróleo.
La privatización del petróleo en México, además de estar en las prioridades de las grandes transnacionales y en la agenda del BM y FMI, también lo está en un gobierno altamente comprometido con ellas y cuya carencia de legitimidad ha buscado mediante el uso de los medios masivos de comunicación. Sin embargo, esto no es nuestro destino fatal. Se puede evitar la privatización de recursos estratégicos como el petróleo mediante la participación activa como ciudadanos. Así se ha demostrado en varios lugares del mundo. En Bolivia, de manera reciente se evitó la privatización del agua en regiones como Cochabamba. En México, nuestra opinión en consultas y plebiscitos abiertos es una posibilidad que no la única.
Que el petróleo mexicano siga siendo de todo el pueblo mexicano y que ningún particular, extranjero o nacional, participe en el reparto de la renta petrolera, sino que toda ésta sea de todos los mexicanos, -aunque la administre un gobierno que puede dejar que desear en su manejo-, significa la existencia de la posibilidad de poder seguir la ruta de crecimiento económico que mejor convenga a los intereses nacionales e, incluso, se puede pensar en la posibilidad del avance del desarrollo en beneficio de la mayorías del pueblo, de los pobres.

martes, junio 24, 2008

Calificaciones finales

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: Síntesis, pendiente

Llegó el fin del ciclo escolar. Cada día están más cerca las ansiadas vacaciones. En poco tiempo las familias tendrán en casa las calificaciones finales: los aprobados reirán, los reprobados (todavía existen estos parias del sistema escolar) si no lloran, al menos tendrán que regularizarse para acreditar en exámenes extraordinarios.

Ya en clima vacacional podríamos ensayar un juego. ¿Qué tal si los padres de familia les diéramos calificaciones de fin de curso a las escuelas, sus docentes y directivos? A lo mejor y ellos también se nos van a extraordinario.

Dado que casi toda institución educativa presume de dar formación integral y de excelencia, evaluemos al respecto.

Otórguense calificaciones en la siguiente escala: no aprobado (na), regular (r), bien (b), muy bien (mb), excelente (e).

Las preguntas sobre cómo educan las instituciones para la vida serían las siguientes:
1. ¿Los educandos conocen mejor su cuerpo para prevenir enfermedades, para descansar suficientemente, para organizar su tiempo y espacios adecuadamente?
2. ¿Los educandos trabajan colaborativamente, apoyan a los rezagados?
3. ¿La escuela cuenta con validaciones externas de su quehacer educativo realizadas por personas relevantes de la comunidad en la se ubica?
4. ¿Los educandos participan formalmente en la toma de decisiones de la escuela y así se forman a la participación política?
5. ¿Los educandos son conscientes de que problemas sociales como la pobreza, la migración, el deterioro medioambiental son complejos y que los conocimientos obtenidos en el aula sirven para que todos podamos hacer algo al respecto?
6. ¿Los alumnos saben que la tecnología no es un fin, sino un medio para trasformar la realidad y que un mayor número de mexicanos tengamos vida con cierta dignidad?
7. ¿Los estudiantes tienen la oportunidad de ejercer sus liderazgos en proyectos que son acompañados por la institución?
8. ¿Los estudiantes tienen la oportunidad de compartir las riquezas de su educación con grupos vulnerables y menos favorecidos?
9. ¿Los estudiantes son formads lo mismo tomar decisiones que instrumentarlas, para ser "jefes" lo mismo que colaboradores?
10. ¿Los estudiantes están preparados para entender y respetar las opiniones de los otros y a partir de ello dialogar para solucionar problemas?

¿Cuál fue el resultado? ¿Qué tal las calificaciones finales?
¿Demuestran que las escuelas han hecho la tarea? ¿Y nosotros hemos hecho la nuestra al elegirlas?

jueves, junio 19, 2008

TRANSDISCIPLINARIEDAD Y EDUCACION

Autora: Laura Rodríguez M.
Publicación: La jornada de Oriente, 19 Junio 2008.

En muchas instituciones educativas está teniendo lugar un proceso de reforma curricular, cuyos hilos conductores son: la formación a lo largo de la vida, aprendizaje centrado en los estudiantes, profesores como facilitadores, desarrollo de competencias, internacionalización y movilidad de estudiantes y profesores, etcétera.

Estas transformaciones se derivan de la crisis del conocimiento y sus bases epistemológicas, en términos de su capacidad para dar cuenta de las nuevas tendencias que emergen a partir de los 70’s a escala mundial, y que se caracterizan por su complejidad y alcance sistémico; de ahí que las instituciones de educación superior intenten transitar a nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, y de producción y difusión del conocimiento que estén a la altura de los tiempos.

Parte de la nueva terminología que da cuenta de los cambios en los procesos educativos y de investigación se relaciona con un enfoque transdisciplinario.

El concepto de transdisciplinariedad surge en la Primera Conferencia Internacional sobre Transdisciplinariedad, en 1970. Desde entonces ha venido enriqueciéndose en los siguientes términos: Como un sistema común de axiomas para un conjunto de disciplinas. Como la ciencia y el arte de descubrir puentes entre diferentes objetos y áreas del conocimiento. Como reconfiguración sintética y recontextualización del conocimiento disponible. Como un marco comprensivo que orienta el problema de la integración y a la necesidad de una concepción común del mundo.

Sin embargo, una cosa es utilizar la terminología de moda y otra ponerla en práctica, pues ello implica no sólo la reforma curricular de la Universidad, sino, en mayor medida, la formación de los profesores e investigadores en este nuevo paradigma, y la adecuación de los espacios y las reglamentaciones correspondientes. Algunas de las acciones a emprender para responder a este reto son:

Formar grupos de trabajo con personas de diferentes disciplinas científicas, dispuestas a asumir la ética de la responsabilidad.

Promover la superación de las distintas perspectivas uni y multidisciplinares.


Vincular a las universidades con la sociedad mediante distintos modelos de colaboración e incidencia recíproca.

Generar capabilidades para impensar el desarrollo.

Aprovechar las nuevas tecnologías para transitar a la sociedad del re-conocimiento.

Realizar transformaciones institucionales para crear un campo más complejo, fomentando la cooperación.

Refundar una pedagogía participativa, que practique el autodiagnóstico y la auto-organización.

Como requisito epistemológico previo y fundamental: enfrentar los problemas actuales de la humanidad de manera compleja definitoria.

Estas son algunas acciones a desarrollar para enfrentar el reto de asumir una visión transdisciplinaria en educación que permita colocar a la persona en el centro de la problemática del desarrollo como el responsable de la vida en su conjunto.

martes, junio 17, 2008

¿Educamos para la interculturalidad?

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicacion: E- consulta, 17 Junio 2008

En la segunda quincena del mes de mayo se llevó a cabo en Zacatlán una reunión de trabajo de Escuelas Normales públicas Interculturales del estado de Puebla a la cual fui invitada en representación de la Universidad Iberoamericana, Puebla.
En este foro estuvieron implicados, personal de la Dirección de Formación de Docentes de la SEP, profesores y alumnos de las Normales, los directores de las mismas y algunos profesores de dos universidades. Fue muy interesante ver que la reunión fue planteada como intercambio de experiencias, lo cual implica de entrada la promoción de una cultura participativa y colaborativa.
La interculturalidad está fundamentada entre otras cosas en la apertura al diálogo, el respeto y la participación. Ese fue el clima que se vivió en esta reunión de trabajo. Me sorprendió el trabajo y la participación de estudiantes normalistas analíticos y proposititos que partieron de sus experiencias de aprendizaje en el aula y de sus prácticas en las comunidades a las que están asignados.
Esta experiencia generó la reflexión que ahora les comparto.
Me parece importante primero distinguir la multiculturalidad de la interculturalidad. Silvia Schmelkes, experta e iniciadora de la educación para la interculturalidad en México, observa que el concepto de multiculturalidad hace referencia a la aceptación de la diferencia de culturas que conviven en un mismo territorio; situación que es ya un avance respecto a la búsqueda de la integración de la diversidad en una sola cultura. El concepto de multiculturalidad, sin embargo, no pone énfasis en la manera en que se da la convivencia de las distintas culturas, solamente admite las diferencias. Por esto mismo, en esta perspectiva puede tener cabida la discriminación, la imposición y el abuso o dominio de unos sobre otros. Se hace necesario entonces transitar de admitir esas diferencias a valorar el tipo de convivencia entre diferentes, de manera que cada cultura crezca a partir de sus diferencias, se valore y se enriquezca con las otras.
Hay una gran complejidad en esto y se necesitan buscar mínimos para la interrelación en este sentido.
Por ello se plantea el concepto de interculturalidad como una aspiración, más que como un punto de partida. Asumimos que no la hay y trabajamos para promoverla. Esto me parece clave para quienes nos dedicamos a la educación.
Un primer paso es aceptar que podemos aprender de otros, sean estos alumnos, directores o profesores, todos en igualdad de circunstancias, en una relación simétrica. Por ello esta reunión de Escuelas Normales Interculturales fue valiosa. La voz de cada uno fue escuchada para aportar a esa aspiración de todos: la interculturalidad.
Se argumentó que la educación para la interculturalidad debe ser para todos, en los diferentes niveles y escenarios educativos, pues comúnmente se entiende como dirigida a comunidades indígenas y rurales. Sin embargo, en donde realmente necesitamos trabajarla es en toda la población. Esto es condición para la interculturalidad.
En lo educativo no hemos hecho el tránsito de lo multicultural a lo intercultural, aunque pueda advertirse en los discursos y hasta en los planes de estudio. A veces no llegamos ni al plano multicultural, pues queremos uniformar todos los contenidos de los aprendizajes, los estilos de enseñanza, las formas de aprender, las condiciones de nuestros alumnos, entre otras cosas, con la idea de llegar a la igualdad, a la homogenización en sí misma. Aquí habría que reflexionar qué queremos ser como país: ¿crecer fuertes en nuestras raíces y enriquecernos con las diferencias o tratar de ser todos “iguales” buscando una sola cultura?
La interculturalidad implica también que la convivencia entre los diferentes parta de una relación simétrica, es decir, de igual a igual. ¿Lo promovemos en nuestras aulas en el nivel en el que nos encontremos como profesores o nos sentimos superiores a nuestros alumnos?
La interculturalidad requiere ser trabajada como actitud y no solamente como un contenido del plan de estudios. Los maestros con nuestras actitudes promovemos asimetrías con nuestros comentarios, bromas y en la forma como “disciplinamos”. Cada uno de ellos es valioso y digno.
Necesitamos reflexionar también sobre lo que implican las asimetrías en el aula en cuanto a lo escolar: el acceso y la calidad: ¿todos los niños entran a la escuela en igualdad de circunstancias? ¿Aspiramos a formar en una sola cultura para la convivencia en un mundo con culturas diferentes? ¿Cómo podemos abordar estas diferencias para que cada uno crezca en sus raíces, en igualdad de circunstancias y se enriquezca con las diferencias?

viernes, junio 13, 2008

La buena educación “comienza en casa”

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: La Jornada de Oriente, 13 Junio 2008.

El lunes 9 de junio pasado Elba Esther Gordillo –líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación- y Josefina Vázquez Mota –Secretaria de Educación Pública- atestiguaron la instalación de cinco comisiones bipartitas que definirán los primeros programas y acciones en pos de una nueva reforma educativa.

Ésta nace de la Alianza por la calidad de la educación realizada entre el gremio magisterial y el gobierno federal y anunciada a la ciudadanía el mes de mayo pasado.

Con esta Alianza emprendemos un proceso de trabajo corresponsable para dar respuesta a las necesidades y demandas que se articulan en torno a cada plantel escolar.
Proponemos avanzar en una agenda de compromisos que, en conjunto, articulen una estrategia clara e incluyente para hacer de la educación una Política de Estado efectiva, capaz de transformar y poner al día el sistema educativo.

Con estos párrafos el documento publicado por la Secretaría de Educación Pública (www.sep.gob.mx/wb/sep1/alianzaporlacalidaddelaeducacion) señala la razón y el propósito de esta reforma, que será trabajada en torno a 10 puntos:

a) En torno a los centros educativos, respecto de los cuales se pretende que cuenten con lo necesario para actuar eficiente y eficazmente por la educación, involucrando a su comunidad: infraestructura y equipamiento, tecnologías de la información y la comunicación, gestión y participación social.
b) En torno al profesorado y los directivos, respecto de los cuales se pretende mayor profesionalización (mejor trabajo, con mejores logros y mejor retribución): ingreso y promoción, profesionalización, incentivos y estímulos.
c) Respecto del bienestar y desarrollo integral de los alumnos, objetivo último del trabajo educativo: salud, alimentación y nutrición, así como condiciones sociales para mejorar el acceso, permanencia y egreso de las instituciones educativas.
d) Respecto de la formación integral de los alumnos para la vida y el trabajo, que posibilita la formación de la ciudadanía de personas competentes para la productividad: reforma curricular (cambio en planes y programas de estudio).
e) Respecto de la evaluación, que permite reconocer si se logra o no la formación de personas comprometidas económica, social, cultural y políticamente con su comunidad: nuevos sistemas de evaluación.

La tarea que tienen las comisiones y grupos de trabajo es grande, sobre todo si se pretende, como señala el documento de la Alianza que haya pasos claros para el ciclo escolar 2008-2009. Los políticos y los técnicos tienen una buena tarea por delante: que lo vean los cónsules, dirían los latinos sugiriendo la responsabilidad de los actores políticos y sociales.

A mí me parece que los ciudadanos tenemos que estar pendientes de este asunto, en especial quienes nos dedicamos a la educación y entonces expresarnos crítica y solidariamente.

Estoy convencido Sin embargo de que cuando las reformas se generan en la cúspide de la pirámide del poder no generan necesariamente cambios.

Los cambios en materia educativa se dan cuando profesores, directivos, administrativos, padres de familia y miembros de la comunidad, e incluso alumnos en algunos niveles educativos, logran sentarse convocados por el liderazgo de su director a plantearse seriamente qué problemas afectan el aprendizaje para la vida de sus alumnas y alumnos y diseñan con profesionalidad pequeños proyectos de mejora y mantenimiento de calidad… ¿Qué podremos esperar de esto?

jueves, junio 12, 2008

¿RENUNCIAMOS A LA POSIBILIDAD DE CAMBIO?

Autora: Ma. Isabel Royo Sorrosal
Publicación: e-consulta, 12 de Junio 2008

Desde Agosto del 2007 estoy trabajando con un equipo de académicos de diferentes instituciones de educación superior y de profesionales implicados en trabajos de desarrollo social. Nos convocaron para conocer y trazar los rasgos de la realidad vivida en un municipio de la Sierra norte de Puebla con alta marginación. Como sabemos el Estado de Puebla es la séptima de las 32 entidades federativas con más bajo Índice de Desarrollo humano, y la cuarta con mayor Índice de Rezago social. En el norte de nuestro Estado se localizan municipios cuya esperanza de vida al nacer, tasa de alfabetización y matriculación, PIB per capita, acceso a los servicios de salud; calidad, en la vivienda, etc., son muy bajos. Una iniciativa federal a través de la Secretaría de desarrollo social convocó a las universidades para diagnosticar y hacer propuestas de mejora en uno de estos municipios.
Dentro de nuestro equipo interdisciplinar, un subgrupo nos dedicamos a la dimensión educativa. En ella encontramos bajo rendimiento y motivación de alumnos. Constatamos cómo la falta de horizonte personal, social y laboral; la incomprensión de los conocimientos descontextualizados impartidos en el aula; la incomunicación con sus padres y maestros; fomentan en los alumnos una desmotivación profunda que lleva a muchos adolescentes a acabar la secundaria y emigrar. Además quienes siguen el bachiller expresan dificultades para continuar sus estudios por: a) falta de recursos económicos para gastos extras de materiales, b) escasez de oferta educativa en la universidad cercana, y c) ausencia de becas con apoyo suficiente para acceder a otras instituciones de educación superior. Por otra parte, los que logran estudios universitarios no suelen volver a su municipio que necesitaría un Proyecto de desarrollo a corto, mediano y largo plazo para convertirse en horizonte atractivo para los jóvenes.
En cuanto a las instalaciones escolares de las comunidades, se encuentran equipadas con computadoras, antenas, etc. pero faltan servicios básicos como luz, agua, conexión a internet, señal satelital, que hacen muy difícil su utilización. Además los padres se encuentran desvinculados del proceso enseñanza y aprendizaje. Su baja escolaridad y dificultades para la participación en el proceso de formación de sus hijos, acaba por pedir a la escuela que sus hijos aprendan únicamente a leer, escribir y hacer cuentas, priorizando el español.
Esta realidad que se extiende en el tiempo y en el espacio de muchos centros e instituciones educativas, pone de manifiesto el gran reto que tenemos toda la sociedad mexicana y los profesionales de la educación, la ciencia y la tecnología. Freire nos recuerda el paso del ser humano de “estar en el mundo” a “ser consciente de él”. Esta conciencia de sí y del mundo nos prepara para transformarnos a nosotros mismos e intentar, decididamente, transformar el mundo. En sus palabras diríamos “nos tornamos seres éticos, conscientes, soñadores, utópicos; por consiguiente, seres a quienes la esperanza les hace falta”.
Ante una realidad social tan compleja, dañada y anclada en las formas de ser y existir, buscar los cambios progresivos requiere el conocimiento especializado de los diferentes profesionales pero vinculado con el compromiso personal de mejorar la educación y el bienestar humano y social del país; requiere un saber con el impulso generoso de servicio a los demás, la búsqueda del bien común. Pero ¿cómo no caer en la trampa de la ideologización? ¿Cómo no renunciar a la posibilidad de cambio?
El trabajo colaborativo de los equipos interdisciplinares; de los diálogos entre la Secretaria federal, los municipios y las universidades; la interacción de los maestros, padres y alumnos; los espacios de encuentro y suma de esfuerzos; el compromiso de pasar del discurso académico y técnico a la génesis de cambios y mejoras de la realidad de las personas; nos permitirá poco a poco, romper la inercia fatal del “siempre ha sido y así seguirá”.
Nuestros niños y jóvenes merecen un esfuerzo más, intentar de nuevo realizar las mejoras, los cambios que parecen imposibles. Sólo realizando acciones y procesos diferentes, podremos esperar resultados diferentes. Las estrategias de mejora educativa deberían salir de acciones coordinadas de los diferentes agentes sociales y niveles de gobierno, basadas en la responsabilidad social, la cooperación y la búsqueda continua del desarrollo y del bien común de todas las personas.

martes, junio 10, 2008

Hacia la construcción de una “cultura educativa”.

Autor: Dr. Martín López Calva
Publicación: La Jornada de Oriente, Pendiente


Diríamos que ha emergido una incipiente “cultura educativa” que ha ido permeando el ámbito de la política. No obstante, nuestros sistemas de gobierno todavía permiten que lleguen a puestos de decisión personas que desconocen el campo de la educación, y esto nos expone, en algunos casos, a decisiones equivocadas o, al menos, a que se pierda mucho tiempo hasta que los nuevos funcionarios aprenden lo que no saben”.
Dr. Pablo Latapí Sarre[1]

Para poder construir la reforma educativa que necesitamos, una reforma “a la altura de nuestros tiempos”, promotora de la “reforma del espíritu” que propone Edgar Morin en su obra, es necesario que todos los actores de la educación tratemos de incidir en la transformación de tres niveles o ámbitos de la “estructura cooperativa de la trans-formación docente”[2]: el de las prácticas educativas concretas, el de las estructuras organizativas de la educación y el de la cultura educativa.
La transformación de las prácticas se logra cuando se priorizan esfuerzos, decisiones de políticas públicas y recursos a la formación de los profesores de los diferentes niveles, con la inteligencia y espíritu crítico necesarios para elegir y adaptar los elementos que realmente contribuyan al cambio en la visión y en la operación de los docentes, lo cual trasciende la mera capacitación en teorías, métodos y técnicas pedagógicas y tiene que buscar la reorientación intelectual y ética de los docentes.
La transformación de las estructuras organizativas se va produciendo, más a mediano plazo, a través de la adecuada selección de las personas para los distintos puestos de decisión (desde los directores escolares hasta el Secretario de Educación Pública en cada estado y en el nivel federal) y con la instrumentación de políticas públicas que lleven al anquilosado, pesado, poco transparente y piramidal sistema educativo hacia un grado de “más alta complejidad”[3], es decir, hacia una organización más horizontal, creativa, dialógica, abierta a la mejora y autocorrección continua y capaz de dar voz a todos los actores que confluyen en el complejo subsistema que constituye la educación institucionalizada.
Sin embargo, la construcción de una “cultura educativa” pertinente e impulsora de una nueva sociedad más democrática y más justa tiene una mayor complejidad y una temporalidad mucho más amplia.
La construcción de una “cultura educativa” en México tiene que iniciar con un cambio progresivo pero profundo de significados y valores propios de un régimen autoritario, corporativista, cerrado a la crítica y centrado en liderazgos individuales hacia la construcción de significados y valores gradualmente compartidos por las autoridades, el sindicato de maestros, los directivos, los profesores, los padres de familia y los alumnos, que se orienten hacia la búsqueda del bienestar colectivo, que valoren la flexibilidad, la creatividad, la crítica y el liderazgo distribuido desde una óptica democrática y democratizadora.
Latapí señala que estamos ante la emergencia de una “incipiente cultura educativa” que va “permeando el ámbito de la política” y esto es fruto de la creciente interacción entre los investigadores educativos y las autoridades. Ojalá esta incipiente cultura educativa vaya creciendo en el país para fortalecer el campo de la educación que es sin duda, uno de los detonadores del desarrollo de las naciones.
[1] Latapí, P. (2008). ¿Pueden los investigadores influir en la política educativa? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 10 (1). Consultado el día 9 de junio de 2008 en: http://redie.uabc.mx/vol10no1/contenido-latapi2.html
[2] Cfr. López-Calva, M. (2007). Una filosofía humanista de la Educación. México. Edit. Trillas.
[3] Morin, E. (1997). El Método II. La vida de la Vida. Madrid. Ediciones Cátedra.

Cantidad y calidad en Educación.

Autor: Dr. Martín López Calva
Publicación: Síntesis, pendiente

Para fines prácticos, el 16 de junio han terminado las labores educativas en todas las escuelas de nivel básico en el país. Jardínes de niños, primarias y secundarias se dedicarán desde ahora a tratar de “que el tiempo pase” y llegue el ansiado 4 de julio, día en que el calendario oficial de la Secretaría de Educación Pública marca el final de las actividades del ciclo escolar 2007-2008.
Durante el sexenio del presidente Salinas de Gortari, el entonces Secretario de Educación Pública Ernesto Zedillo propuso la reforma del calendario escolar para que alumnos y profesores cubrieran “200 días efectivos” de trabajo en cada ciclo.
El sustento de esta reforma era que al aumentar el número de días de trabajo efectivo en el aula, se contribuiría a mejorar la calidad de la educación nacional.
Sin embargo, en un país acostumbrado a la “simulación”, en una cultura que dice: “Tú haces como que me pagas y yo hago como que trabajo”, el asunto no era tan sencillo y lo hemos visto a lo largo de estos años.
El problema parte de la enorme burocracia que padece nuestra educación y que no parece disminuir por más promesas de simplificación que se hagan. Porque todos los sujetos educativos: profesores, directivos escolares, supervisores, padres de familia, etc. saben que la misma secretaría pide que las escuelas entreguen documentación con registros de calificaciones finales hacia la primera quincena de junio, pero tienen que simular que las clases continúan normalmente hasta el día que marca el calendario oficial.
Este problema se hace más evidente si tomamos en cuenta que los educandos no son ingenuos y que también saben que los exámenes finales se han aplicado ya y que el período que sigue, de tres a cuatro semanas más, es un tiempo que “ya no cuenta” porque “ya pasaron de año”.
¿Para qué más días de clase si los profesores ya no proponen nuevos aprendizajes y los alumnos ya no tienen la menor motivación por aprender? ¿Realmente tiene que ver la cantidad con la calidad educativa? ¿Ha mejorado en algo el desempeño de nuestros niños y jóvenes por esta medida? Habría que pensar sobre esto y hacer algo con los procesos burocráticos –y pedagógicos- para lograr que los “200 días” sean realmente “efectivos” y que el último día de clases sea realmente, el último día de clases.

jueves, junio 05, 2008

Vaso medio lleno

Autora: Celine Armenta
Publicación: La jornada de oriente, 5 de Junio 2008

Aunque sabemos que los vasos que llamamos medio llenos son los mismos que otros llaman medio vacíos, nos enzarzamos en apasionadas defensas de nuestras visiones. Y pese a proclamar nuestra vocación constructiva y nuestra fe en la humanidad, cada vez que tenemos oportunidad de expresarnos con la poderosa palabra pública, hacemos a un lado las mil posibilidades de esta herramienta para emuñarla como si sólo fuera un arma. Así, usamos las columnas de periódicos de papel y digitales, los editoriales radiofónicos, y hasta las entrevistas para denunciar, para evidenciar y atacar; para resaltar lo incompleto, lo malhecho, lo faltante. Y sólo muy rara vez, para construir.
¿Por qué preferimos golpear y herir con la palabra, en vez de cualquier otra cosa? Yo creo que, ante todo, porque es fácil; porque la ira inspira, dice el rimero. Y porque en este mundo al revés que parece acunar a nuestra joven democracia, reconocer logros de autoridades, sectores y servidores públicos es una invitación a ser denostado con acusaciones de servilismo, miopía, complicidad con el poder, y cosas peores.
Así es: quien hoy se atreva reconocer un solo logro del sector público será, cuando menos, ignorado. Por ejemplo, el pasado día del maestro, lo políticamente correcto fue echar pestes del magisterio con pretexto de las suspensiones de clases. Por esos días, al menos cuatro equipos de reporteros insistentemente trataron de que yo calificara a los maestros y sus dirigentes como cínicos; y que declarara que no había motivos para festejar y agradecer a los maestros. Me negué a jugar ese papel simplista. Pero muchos colegas académicos y expertos acabaron declarando ingenuamente que dado que el panorama no era blanco, debía llamársele negro. Pocas voces no gubernamentales mencionaron los logros de la educación mexicana en las recientes décadas, y menos aún explicaron los amplios horizontes para los años por venir.
Pero lo cierto es que como país hemos dado gigantescos pasos en educación al escolarizar prácticamente a todos los niños, y mejorar la calidad de los servicios, la formación de los docentes, la generación de pensamiento, las publicaciones y congresos de investigación y la creciente participación social.
Lo mismo sucede cuando hablamos de los servicios de salud mexicanos. El seguro social literalmente salva la vida de cientos de miles de nosotros día con día. Se ha modernizado y ha extendido sus servicios; se ha profesionalizado en muchos aspectos., además de que, como siempre, los mejores médicos, cirujanos y especialistas cubren un turno en los consultorios del seguro. El trato a los derechohabientes es cada vez más expedito; las largas colas están empezando a ser cosas del pasado; hacemos citas por teléfono y la atención es puntual y segura. Los hospitales de especialidades cumplen sobradamente su labor, sin que los pacientes tengamos que desembolsar un centavo y en un clima de admirable equidad.
En los institutos nacionales de cardiología, oncología, ortopedia, perinatología del sector salud nos deslumbra la tecnología que ni siquiera imaginábamos y nos tranquiliza la pulcritud de los servicios; equipos de especialistas encaran los problemas y los resuelven, en comunicación con el paciente. Y las familias no deben comprometer su futuro para saldar deudas de salud.
El vaso nacional está medio lleno; es impopular escribirlo o comentarlo ante el micrófono. Pero callarlo sería simplemente inmoral.

martes, junio 03, 2008

El compromiso por la calidad de la educación

Autora: Laura Rodríguez Matamoros
Publicación: E-Consulta, 3 de Junio 2008

En un video que se encuentra con relativa facilidad en internet podemos escuchar el discurso que Denisse Dresser pronunció el 12 de octubre del año pasado en el encuentro empresarial Coparmex realizado en Ciudad Juárez, Chihuahua, titulado “De la Sumisión a la Participación Ciudadana”. Se trata de un elocuente discurso, que por el tono mesurado contrasta con la fuerza de la argumentación en el que la brillante periodista destaca, entre otras cosas, que la educación, pero no el tipo de educación que se imparte en México, sino una auténtica educación es la salida para un país, como el nuestro, que se encuentra sumido en la desigualdad y en la injusticia. Para sustentar tal afirmación, Dresser pone de ejemplo a diversas naciones que han logrado salir adelante gracias a su sistema educativo. Sin embargo, no establece líneas de trabajo concretas a las cuales ceñirnos para lograr la transformación educativa propuesta.

El 16 de mayo de este año, las publicaciones periódicas del país, con mayor o menor cobertura, anunciaron la Alianza para la Calidad Educativa entre el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Esta alianza pretende transformar y mejorar la enseñanza para niños y jóvenes mediante cinco ejes rectores: modernizar la infraestructura de todas las escuelas, elevar la calidad y desempeño de los maestros, reforzar los programas de becas para niños de escasos recursos, desarrollar las capacidades de los alumnos y consolidar la evaluación como instrumento para elevar la educación. La propuesta ha levantado ámpula en diversos medios pues se considera una alianza más de índole política que educativa y se señala que, como otras propuestas educativas, enfatiza más la forma que el fondo, dejando de lado lo verdaderamente sustancial de la educación.

En plena carrera por captar alumnos y posicionarse en el “mercado educativo”, las instituciones de educación de nuestra entidad utilizan como tarjeta de presentación en los medios de comunicación, en sus visitas a colegios y en su folletería, las certificaciones, premios o reconocimientos que dan cuenta de su “calidad académica”. A pesar de la elocuente retórica, todas ofrecen lo mismo, prestigio y reconocimiento pero falta enfatizar la cuestión del aprendizaje.

Las tres situaciones descritas en los párrafos anteriores son sólo una muestra de la frenética carrera de las instituciones de educación de todos los niveles, públicas y privadas, por mostrar la calidad de sus servicios. Excelencia, superación, dominio, competencia, superioridad son los ideales que todas las instituciones ostentan para mostrar que son “la mejor opción educativa”.

Sin embargo, a pesar de este despliegue de recursos para mostrarse como la mejor institución educativa, lo cierto es que el nivel educativo sigue siendo el talón de Aquiles que coloca a México en lugares vergonzosos a escala internacional. Diversas pruebas como ENLACE o PISA muestran que, a pesar de toda la retórica, no se logra promover en los estudiantes los niveles educativos necesarios para que puedan desenvolverse con cierta destreza en la vida cotidiana.

¿Y nos preguntamos por qué el país sigue hundido en una crisis permanente?, ¿por qué hay violencia, discriminación, inseguridad, corrupción?, ¿por qué la mayoría no tiene un mínimo de compromiso ciudadano?, ¿por qué de la baja competitividad, del desempleo, del cierre de empresas?

La educación parece ser la clave para resolver la precaria situación del país pero también es parte del problema o el problema mismo que no hemos sabido enfrentar desde la escuela.

El meollo del asunto estriba en que no necesitamos más de esta educación que está más preocupada por la obtención de recursos, la ostentación de certificaciones, el incremento de matricula o la ampliación de sus servicios.

Necesitamos instituciones educativas ocupadas seriamente porque los alumnos aprendan matemáticas, español, ciencias e historia, porque niños y jóvenes razonen, se expresen correctamente, cuenten con una disciplina intelectual, reconozcan el sentido de la historia, actúen éticamente y, sobre todo, asuman que aprender es una tarea para toda la vida.

Necesitamos instituciones que se comprometan con la comunidad en la que están insertas para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, en un esfuerzo conjunto y comprometido, a través del diálogo y la corresponsabilidad social.

No es gratuito que Amartya Sen, Premio Nobel de Economía 1998, considere a la educación como factor clave para el desarrollo humano de las naciones.

¿Cuál educación? Pues aquella que asuma seriamente su compromiso por mejorar la calidad de vida de las personas y de sí misma, que haga lo que tiene que hacer…educar.

lunes, junio 02, 2008

Encuestas contra Mitos

Autora: Celine Armenta
Publicación: Síntesis, pendiente.

Los estereotipos y los prejuicios son parte del funcionamiento sano de la mente humana, fruto de la lógica inductiva. Lo que ya no es sano ni inteligente es abdicar de nuestra capacidad de pensar y cuestionar, para aceptar como justificadas las exclusiones sociales y como verdaderos los lugares comunes. Precisamente uno de estos lugares comunes que no son verdad, dice nostálgicamente que en el pasado se aprendían mejor las matemáticas en la escuela, aunque según reveló una encuesta de Mitofsky las nuevas generaciones realizan operaciones aritméticas más eficazmente que sus padres y abuelos.
La encuesta revela que consistentemente, los mexicanos de 18 a 29 años superan a los adultos de entre 30 y 49 y aún más a los mayores de 50 años en destrezas aritméticas. ¡O sea que, como país, estamos mejorando con el paso del tiempo, a la vez que logramos una escolaridad básica prácticamente universal, mejor formación de docentes y un crecimiento notable en número y calidad de las escuelas!
La noticia es optimista; aunque no hay tanto que celebrar pues son muchos los mexicanos que no lograron resolver las sencillas preguntas del examen. Cuando se pidió, por ejemplo, que dijeran cual era el resultado de sumar7 más 6 más 4, uno de cada cuatro varones y una de cada tres mujeres no supieron responder. Cuando se les pidió “el cuadrado de 3”, sólo uno de cada cinco mexicanos mayores de 50 años pudo dar la respuesta. Y aunque por cada adulto mayor hubo dos jóvenes que acertaron esta pregutna, lo cierto es que más de la mitad de los jóvenes no atinó a decir “nueve”.
Las mujeres, como grupo, alcanzaron peores notas que los varones; y al desagregar por ocupación, las amas de casa obtuvieron las notas más bajas de toda la población. Esto es muy preocupante, porque confirma otro rezago de las mujeres frente a los hombres, que seguramente influye en el acceso a oportunidades de desarrollo y limita el rendimiento escolar infantil, para el cual los conocimientos de las madres son cruciales, según dicen varias investigaciones internacionales.
Así esta encuesta derrumba un mito y confirma dolorosas realidades.