martes, abril 17, 2012

La educación en las campañas de los candidatos presidenciales.


Autor: Martín López Calva, datos del autor haz click aquí
Publicado: e-consulta, 10 de abril de 2012

     En una conferencia reciente en el Teachers College de Columbia University, Helen Clark, administradora de Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo (UNPD) enfatiza la relevancia fundamental de la educación para el desarrollo humano de los individuos y  de los países. (http://www.undp.org/content/undp/en/home/presscenter/speeches/2012/03/26/helen-clark-education-and-international-development-.html#.T3DkX9Wx6jQ.twitter)
     La educación es un factor crítico en todos los índices de desarrollo humano porque cuando es de calidad, incrementa considerablemente las oportunidades y las capacidades de las personas y las sociedades.
     Lo anterior resulta especialmente cierto en una sociedad del conocimiento como las que hoy se vive en el mundo. La persona que queda al margen de los procesos de acceso, construcción, transformación y aplicación del conocimiento resulta excluida del desarrollo económico y cultural.
     Nos encontramos inmersos desde hace un par de semanas en las campañas electorales de los candidatos a la presidencia de la república. Resulta oportuno preguntarnos cuáles son sus planteamientos y propuestas con relación a la educación y qué lugar le asignan en el proceso de desarrollo del país.
     Es innegable ante los pésimos resultados de los estudiantes mexicanos en las pruebas nacionales e internacionales, que una reforma de fondo al sistema educativo debiera ser una prioridad nacional. Sin embargo, una revisión de los discursos recientes de los principales candidatos y un vistazo a sus sitios web oficiales muestran que no hay realmente, salvo generalidades que siguen estando en el terreno de los buenos deseos, ninguna propuesta consistente y seria de reforma educativa para nuestro país.
     Los tres candidatos coindicen en propuestas como la de la escuela de tiempo completo que incluya la alimentación de los estudiantes, el otorgamiento de desayunos, escolares y otros apoyos como el acceso universal y gratuito a internet –caso de AMLO- o el apoyo con computadoras personales a los estudiantes –caso de EPN-, programas que en sí mismos son positivos pero no garantizan la mejora de la calidad de la educación. Ante el ausentismo de los maestros, la falta de preparación de sus clases, lo no significativo del aprendizaje uno se pregunta si aumentar el tiempo de clase para los alumnos será un factor de incremento de la calidad de su educación o solamente un elemento para incrementar el aburrimiento y el rechazo a la escuela.
     Otras propuestas van en la línea de aumentar la cobertura –EPN propone cobertura universal de prescolar a bachillerato y AMLO el acceso del 100% a las universidades- sin decir con qué recursos o de qué manera va a lograrse esto y sin tener una base que demuestre que el aumento de la cobertura sería en sí mismo benéfico para mejorar la calidad educativa. Llama la atención la propuesta de AMLO que pretende garantizar el acceso a todos los estudiantes al nivel superior y no rechazar a nadie con base en resultados de examen de admisión. ¿No sería mejor mejorar la calidad de la educación básica y media superior para que los estudiantes que egresan de estos niveles pudieran pasar los exámenes de admisión de las universidades porque están bien formados?
     En el caso de la candidata del PAN, en su página oficial se encuentran cuatro pilares de su proyecto de gobierno, uno de ellos referente a la salud, vivienda y educación. En este rubro se habla solamente de “revolucionar la educación” sin decir ningún elemento concreto de esta revolución propuesta.
     El espacio no permite revisar otros elementos que plantean pero lo que salta a la vista es que ninguno de ellos está proponiendo un cambio estructural de fondo en el sistema educativo que tendría que pasar por una restructuración de la Secretaría de Educación Pública para hacerla una organización de alta complejidad y devolverle su rol predominante en el gobierno de la educación nacional, actualmente cedido en gran parte al sindicato. El SNTE sería otro elemento a reformar profundamente para hacerlo una organización transparente y mandatada para rendir cuentas de los recursos que recibe y ocupada en la defensa de los intereses de sus agremiados y no en la definición –o bloqueo- de las políticas públicas que rigen a las escuelas del país.
     Esperamos que en las próximas semanas en que las campañas vayan tomando más forma los candidatos puedan concretar mejor su propuesta educativa porque por lo visto hasta ahora, ninguno está poniendo a la educación, como plantea Clark que es urgente en este mundo en crisis, en el punto más alto de la agenda para el desarrollo.
        

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