martes, mayo 08, 2012

Educación ciudadana y vulnerabilidad



Autor: Martín López Calva, datos del autor haz click aquí
Publicado: 
e-consulta 24 de Abril de 2012


     El pasado 20 de marzo un sismo de 7.6 grados en la escala de Richter sacudió a las ciudades de México, Puebla y otras del centro del país. Por su magnitud este movimiento telúrico nos hizo recordar el trágico sismo del 19 de septiembre de 1985 en el que hubo una gran cantidad de muertos, heridos y desaparecidos, así como daños materiales cuantiosos.
     El sismo reciente sin embargo no registró daños mayores ni tampoco se reportaron muertos o heridos graves. Los medios de comunicación mostraron escenas de los procedimientos de evacuación de grandes edificios, escuelas, viviendas y oficinas que de manera ordenada sucedieron durante este evento natural y se han repetido en varias de las réplicas que hemos padecido en las semanas posteriores.
Estas escenas de simulacros y evacuaciones ante eventos naturales nos resultan ahora totalmente familiares y normales y sin embargo, cuando sucedió el terremoto del 85, hace veintisiete años no ocurrieron porque no había una cultura que preparara a los ciudadanos para este tipo de acontecimientos naturales. De haber existido, seguramente hubieran salvado muchas vidas.
     Mucho se ha avanzado de 1985 a la fecha en esta cultura de la protección civil ante los desastres naturales y es por ello y porque también hubo avances en materia de seguridad en la construcción de inmuebles que quizá no se haya repetido una tragedia como aquella que aún recordamos muchos con temor y dolor.
     En este tiempo se ha evolucionado incluso en materia de cómo concebimos este tipo de eventos. Se ha pasado de hablar de desastres naturales o catástrofes a un término mucho más pertinente y relacionado con el ser humano como es el de vulnerabilidad.
     No es que se niegue la existencia de fenómenos de la naturaleza que resultan agresivos y amenazantes para los seres humanos. Estos fenómenos naturales existen pero el problema no estriba en su existencia sino en la situación en que los grupos humanos nos situamos frente a ellos. Es un asunto de vulnerabilidad de los individuos, familias y comunidades humanas más que de fuerza de la naturaleza.
     En primer lugar está el hecho de que muchos asentamientos humanos se edifican en sitios que reúnen mucho más condiciones de riesgo ante cualquier fenómenos natural como las inundaciones, los temblores o las tormentas. Desgraciadamente en la mayoría de los casos, estos asentamientos más vulnerables son los de las personas con menores recursos y por ello los fenómenos naturales cobran víctimas mayoritariamente entre la población más pobre.
     En segundo lugar tenemos el hecho de que los materiales, técnicas y factores de seguridad con que se edifican las viviendas no son muchas veces los adecuados para prevenir el impacto de un fenómeno natural de proporciones mayores como los que se presentan cada vez más a menudo. Nuevamente, la mayoría de las veces, las edificaciones realizadas con materiales más inadecuados y frágiles y con factores de seguridad menores son las de los grupos de menores recursos.
     Finalmente está el aspecto que tiene que ver con la preparación de las personas y grupos humanos para enfrentar estos fenómenos en el momento en que ocurren. Este tercer factor tiene que ver también muchas veces con inequidad en la preparación de los distintos grupos sociales.
     Hoy en día es indudable que los seres humanos nos encontramos en situación de alta vulnerabilidad frente a múltiples fenómenos naturales que no son predecibles ni controlables. Pero también es cierto que en la actualidad se tienen mucho más herramientas que pueden prevenir y preparar a la población en general para ubicarse, construir y reaccionar de manera más segura frente a estos fenómenos naturales no controlables.
     Se habla mucho en la actualidad de la necesidad de formación ciudadana y es indudable que se trata de una necesidad educativa real y hasta urgente. Uno de los elementos fundamentales de esta formación ciudadana es el de la conciencia sobre la vulnerabilidad frente a la naturaleza y la preparación para situarse y estar preparados para enfrentar de formas inteligentes, seguras, cooperativas y solidarias los fenómenos naturales ante los que está expuesto todo ser humano y toda sociedad.
     Los avances en esta materia, como se decía al principio, son innegables. Es necesario valorarlos pero al mismo tiempo reforzar la formación de ciudadanía capaz de hacer frente a su vulnerabilidad frente a la naturaleza. Como ya lo hemos visto, es cuestión de vida o muerte.

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