martes, mayo 08, 2012

Ganar-ganar en la formación continúa de los profesores



Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:  en Lado B, 02 de mayo de 2012

     En días pasados estuvo en la Ibero Puebla la Dra. Guadalupe Moreno Bayardo, de la Universidad de Guadalajara, quien nos hizo reflexionar sobre la formación de investigadores educativos en México. En primer lugar hizo referencia a cómo están los posgrados en educación en nuestro país y mencionó que hay una clara conciencia de que son necesarios profesionales con posgrado en el ámbito educativo, pero que esto es muy cuestionado porque nada cambia en las aulas y, en muchas ocasiones, es una respuesta al credencialismo.
     Sin embargo, manifestó que es la mejor manera de favorecer cambios estructurales en la educación, pues en un posgrado la formación continua de los docentes es más amplia y profunda, a diferencia de cursos cortos y en cascada que es como normalmente la SEP forma a los profesores de educación básica. Por otro lado ofrece herramientas a los docentes de nivel medio superior o superior que no tienen preparación pedagógica.
También la Dra. Moreno comentó que hay mucha heterogeneidad en la calidad de los posgrados en educación y que cada vez se requieren menos investigadores pues no se sustituyen las plazas de los investigadores en educación, planteando que no es necesario formar investigadores que no encontrarán espacios laborales. Sin embargo, hizo el señalamiento de que al mismo tiempo se requieren expertos en determinadas prácticas educativas.
     Esta experta comentó que inicialmente los posgrados en educación fueron réplicas de las licenciaturas generándose los posgrados profesionalizantes que en su momento fueron considerados de segunda. A pesar de esto ahora se considera la profesionalización como un continum de formación que debe ser intencionada. Los posgrados son considerados como formadores de expertos en diversos campos educativos y la práctica educativa es uno de estos campos.
     Es evidente que el eje de formación de los posgrados en educación son las prácticas educativas, por lo que muchos de los posgrados están orientados a la profesionalización y no a la investigación, aunque para todos tiene sentido formar para la investigación y también para responder a las demandas de CONACyT. Más allá de esto la Dra. Moreno considera que la investigación debe ser una herramienta de apoyo, que enriquezca al estudiante de posgrados en educación, haciendo evidente que si los profesores desarrollan investigación de su propia práctica, pueden modificarla.
     En cuanto a los doctorados en educación, la Dra. Moreno mencionó que ahora un 90% de los doctorados tienen una orientación hacia la investigación, sin embargo han surgido algunos doctorados profesionalizantes. Pero dado que la norma en México es que estén orientados a la investigación han surgido programas híbridos en donde hay profesionalización e investigación, sin embargo cree que esto no es suficiente.
Constantemente a lo largo de su conferencia, la Dra. Moreno puso el dedo en la yaga de que no tenemos formación en investigación, pues hay habilidades que debemos desarrollar desde la educación básica como la escritura, el desarrollo de ideas, el pensamiento hipotético, la toma de decisiones que son algunas herramientas que no están presentes, ni en los profesores, ni en los estudiantes de algunos posgrados en educación.
     Ligado a esto último se mencionó cuáles son las características de los sujetos que forman estos programas, por ejemplo los profesores de los posgrados tienen formas de contratación que no favorecen que hagan investigación, pues sólo se involucran con una institución a partir de la impartición de una clase. Del mismo modo los estudiantes, no son seleccionados para su ingreso y muchas veces no cuentan con la preparación suficiente por los campos formativos de los que provienen. Todo esto genera que muchos estudiantes de posgrado se queden en el camino y no concluyan su formación.
     Todo este discurso me llevó a pensar cuáles son las condiciones de los posgrados en educación de nuestra entidad, a partir del convenio que la subsecretaría de educación superior del sexenio estatal anterior estableció con algunas universidades privadas y de los que soy profesora. Primero, estos programas se establecieron a un bajo costo para que los docentes de educación básica tuvieran acceso a ellos, al no recibir estos una buena paga por el trabajo que desempeñan difícilmente tienen acceso a este tipo de formación. Los profesores han tenido una respuesta significativa y han inundado las aulas de estas instituciones, tal vez por el credencialismo, o tal vez por una conciencia que han desarrollado como docente.
     Las instituciones educativas que subsisten de la colegiatura de sus alumnos, se han visto también beneficiadas, pues han incrementado su matricula. Es verdad que estos programas se catalogan como profesionalizantes y como lo señala la Dra. Moreno, están centrados en las prácticas educativas y no en la investigación. Tampoco alcanzan los estándares de calidad que establece CONACyT, pero están moviendo la conciencia de los profesores, incluso de aquellos que se acercan por el papelito, y los docente están moviendo cosas en su pequeño espacio áulico, lo que a veces, no impacta a nivel de sistema. Creo que en esta dinámica tenemos un ganar-ganar, de esos, que necesitamos a nivel social.

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