miércoles, octubre 17, 2012

Cursos a distancia transforman prácticas educativas presenciales

Autor: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: Puebla on Line, 03 de octubre de 2012

      La educación centrada en el estudiante es un enfoque que se busca desde hace ya varias décadas en todos los niveles educativos y que no se ha alcanzado por múltiples razones. A pesar de que la mayoría de los directores de escuela y profesores afirman que el estudiante debe construir el conocimiento, no han comprendido qué es lo que tienen que hacer para que suceda. La transición ha sido lenta y difícil.
     Pero los cursos de educación a distancia pueden ser herramientas útiles para que se comprenda mejor el enfoque ya que obligan a cambiar el rol de los profesores y de los estudiantes: el profesor diseña pensando en lo que tienen que hacer sus estudiantes y los estudiantes tienen que participar pues es más difícil, o casi imposible, que simulen que están trabajando.
     Cuando un profesor diseña un curso a distancia tiene que pensar de otra manera. Ya no prepara su clase pensando en lo que dirá a sus estudiantes, ni en las diapositivas o película que usará; tiene que pensar en lo que hará el estudiante para aprender.
     Es cierto que cuando se empieza a diseñar un curso, un paso hasta cierto punto natural es pensar en que hay que trasladar a una plataforma lo que se hace presencialmente y lo primero es subir las presentaciones y los videos que se usan. Pero ¿quién dará la explicación? ¿Quién promoverá o les dirá a los estudiantes que es importante la reflexión sobre tal o cual tema? Ante la imposibilidad de explicar, se tiene que pensar en una actividad en la que el estudiante exprese la reflexión al respecto; entonces el profesor puede formular algunas preguntas que deben ser respondidas por el estudiante, puede dejar un ensayo o puede abrir un foro de discusión para que participen todos los estudiantes.
     Como el profesor no puede explicar en un curso a distancia o "dictar su cátedra" debe seleccionar los textos que deben leer sus estudiantes y pensar en la mejor manera de que se reporte dicha actividad, que debe ser más que un resumen. Puede pensarse en actividades como las wiki, las páginas, actividades ya diseñadas en internet, las etiquetas, lecciones, etc., dependiendo de las características de la plataforma que se use y del tema que se tenga que abordar.
      Y así sucesivamente, conforme el profesor "arma su curso en línea" tendrá que buscar diferentes recursos, pues un curso de esta naturaleza no puede estar estructurado de "contenidos" entendidos como textos (documentos, presentaciones o videos) que sustituirán su voz.
      Y aunque el curso estuviera repleto de dichos textos, hay un cambio fundamental en los roles: el profesor establece actividades para el estudiante y el estudiante no puede dormirse, mimetizarse con el grupo o evadirse de "la clase".
      El reto de diseñar o tomar un curso a distancia es que nada vuelva a ser igual en las clases presenciales: que los estudiantes no regresen a su rol pasivo esperando que el profesor hable, hable y hable… y que el profesor no se limite a pensar cómo dará su clase y qué enseñará.
     El trabajo en el aula tiene que ser un trabajo de equipo, incluido el profesor. Si los estudiantes llegan con el texto leído, el ensayo escrito, la investigación realizada, se pueden compartir los productos "de aprendizaje" y el profesor -con los estudiantes- retroalimentan dichos productos. Además pueden simularse algunos de los recursos y actividades propios de las plataformas de aprendizaje como la construcción de glosarios o compartiendo sitios favoritos en la web, por supuesto, relacionados con la asignatura. Sin olvidar que ya se pueden usar los diccionarios en línea y otros textos, lo que nos lleva a aprovechar los equipos portátiles de comunicación con acceso a internet.
     En realidad, en esta época en la que la información está disponible en unos segundos, con dos o tres clicks de por medio, lo que los estudiantes deben escuchar del profesor, es lo que no se encuentra en los libros o en la web, lo que puede decir a partir de su experiencia en un campo o en muchos campos interrelacionados: sus interpretaciones, los casos, proyectos o investigaciones en los que ha intervenido; en síntesis, lo que ha aprendido en su experiencia profesional.
     La riqueza de la práctica educativa está en lo que estudiantes y profesores comparten, cara a cara o a distancia; el rol del profesor en cualquier caso estriba en disponer el ambiente y diseñar experiencias para que los estudiantes experimenten y compartan.

 

 

 

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