martes, octubre 23, 2012

Globalización vs. Cultura


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: Puebla on Line, 15 de octubre de 2012

     La globalización es un fenómeno prácticamente reciente y está ligado a muchas causas, entre las principales está la agudización de la internacionalización de los mercados, interdependencia entre diversas economías, libre flujo de bienes, servicios, capital y trabajo entre otros. La globalización es un espacio abierto, el mundo como totalidad, donde el mercado mundial es quien dicta los intereses nacionales.
     Los beneficios de la globalización sólo aplican para aquellos que ostentan el poder y el poder del conocimiento mientras que para los separados, marginados y excluidos tendrán que acostumbrarse a continuar con el mismo modo de vida que han llevado durante décadas. Pero el problema es mayor ya que esa separación, marginación y exclusión además de darse entre países se gesta entre los mismos habitantes de un país, favoreciendo a la minoría rica y poderosa. Prado Galán acierta sabiamente: “cada vez hay más pedazos del tercer mundo en el primer mundo y pedazos del primer mundo en el tercer mundo.” La globalización une a las economías desarrolladas mientras que a las subdesarrolladas las resquebraja más ya que basan su economía en mano de obra poco calificada y en exportación de materias primas. El mundo se divide hoy en ricos globalizados y en pobres localizados.
      Los avances en las tecnologías de comunicación es una de las características en esta globalización. Los avances ofrecen posibilidades de elección, en el contexto de que disponemos de una gran cantidad de canales de televisión, estaciones de radio, internet, etc., pero el mensaje que éstas transmiten es muy semejante por lo que la posibilidad de elección no existe. Un claro ejemplo son los dos gigantes de la televisión mexicana, ambas buscan el beneficio económico antes que brindar cultura y educación al pueblo mexicano. Ofrecen una pseudo posibilidad de elección en su programación pero ambas continúan ofreciendo la misma porquería mediática de siempre. Venden realidades alcanzables sólo para unos pocos, revenden realidades de otros países y también sólo realizables para la minoría de la población mexicana. En nuestro país, a pesar de que cada vez es más accesible a la televisión de paga, no deja de ser la misma homogeneidad del mensaje.
     La globalización significa uniformidad y homogeneidad cultural. Todo se mundializa. Por tanto, se pierden los valores que identifican a un pueblo. El problema es que no es una globalización que atiende a una democracia mundial, sino una imposición hecha por aquellos a quienes les conviene económica y políticamente. La globalización ha llevado a la pérdida de los valores que caracterizan a las culturas locales.
     Ahora, la cultura ya no es un cuerpo viviente ni la presencia de una colectividad, entendida como religión, festividades o relatos propios de un lugar que produce signos. Ningún signo produce culturas. La cultura debe de tener una función simbólica, es decir, debe significar algo a alguien, debe de estar abierta al debate, debe autorreferenciarse y autocrticarse y así irrumpir en la ceremonia de la cultura masiva. La cultura encuentra su definición en la dinámica del consumo: los ciclos de la moda, el ambiente, la tecnología, que llegan a todos los aspectos de la cultura.
      La cultura de hoy se malinterpreta, la cultura de la industria de la globalización abastece las ideologías y media la experiencia. Su medio es la tecnología, y conduce a una racionalidad enferma. Hoy en día no se trata de adquirir signos de poder, sino de controlar el código… el proceso de significación. Probablemente, la élite no está separada de la plebe sólo por su poder adquisitivo y de conocimiento, sino porque tiene un acceso privilegiado y exclusivo a los signos. En el mundo globalizado “el homo videns mediático y virtual es sinónimo de idiotismo y estupidez”.

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