martes, octubre 30, 2012

La acción formativa de los medios

Autor: Mario Guzmán Corral
Publicado: La Primera de Puebla, 25 de octubre de 2012

      “Las sociedades siempre han sido moldeadas más por la índole de
los medios con que se comunican los hombres que por el
contenido mismo de la comunicación”, plantea Marshall Mcluhan,
(McLuhan, 1988) en un estudio que reflexiona sobre la acción
determinante de los medios de comunicación masiva en la
conducta y visión del hombre contemporáneo respecto a su
realidad.
     Los niños y jóvenes son una muestra clara de esta temprana
visión, pues la predominancia de los medios electrónicos sobre
otro tipo de medios como el escrito, y su larga exposición a ellos
les brinda una gran capacidad para leer los discursos sonoros y
visuales. Esta lectura, sin embargo, no conlleva una reflexión
sobre lo visto, leído o escuchado, pero su influencia en la forma
de ver el mundo es determinante, pues plantea pautas, normas,
valores y ejemplos que conforman el figurativo que la
colectividad comparte sobre su entorno. Esto es, se otorga
validez y credibilidad al mensaje y se integra al hacer cotidiano
de la población.
     No obstante, este atributo de los medios de comunicación y
particularmente de los medios electrónicos que impide el
desarrollo de las facultades intelectuales del individuo e incide
en su formación al modificar su lenguaje, costumbres y
actitudes, las acciones emprendidas por el sistema educativo
poco han logrado para dotar de herramientas suficientes a una
población que permanece inerme ante el poder corporativo de
los medios en el país.
     Entre las diferentes líneas de estudio de la comunicación se ha
distinguido aquella orientada a la alfabetización en medios, que
se fundamenta en la idea de que los usuarios de los medios se
encuentran expuestos a su influencia por la incapacidad para
realizar una lectura adecuada de los códigos encriptados en sus
mensajes textuales, auditivos o visuales. Desde esta perspectiva
se plantea un campo de trabajo que centra su atención a partir
de la generación del mensaje.
     Esta corriente asume como línea de acción la postura educativa
que ve la práctica como proceso esencial para la adquisición de
conocimiento, pues se trata de un método congruente con las
posibilidades de desempeño de los estudiantes en espacios de
aprendizaje como el taller y en propuestas educativas que tienen
como fin involucrar a los alumnos en la elaboración de un
producto comunicativo en concreto, cuyo valor radica no sólo
en el fin sino especialmente en el proceso que debe seguirse
para llegar a él.
     La incorporación de los medios a la educación tiene, entonces,
como fin desarrollar habilidades intelectuales y creativas a través
del proceso de elaboración de mensajes propios en un medio
audiovisual, electrónico o escrito, empleando para ello las
herramientas discursivas y técnicas básicas.
     Se trata, como lo plantea Jorge Luis Borges, de explicar un
hecho al unirlo a otro, lo que da lugar al razonamiento. (Borges,
1992) Esto es, lo importante no se encuentra sólo en el producto
que se obtiene, sino en la serie de experiencias individuales y
colectivas que se desarrollan durante el
proceso de realización de los mensajes mismos y,
particularmente, en la relación intelectual que se establece en
las fases idea - diseño – proyecto – método - producto.
      No se pretende que, después de aprender el manejo técnico y
el lenguaje del medio, un alumno sea capaz de manera
automática de leer de manera diferente un mensaje radial,
televisivo o audiovisual en general, sino que sea su conocimiento
sobre la elaboración de un discurso a partir de los elementos de
diferentes lenguajes como el textual, el visual y el auditivo el que
le permita encontrar un “nuevo orden de los sentidos”. (Simone,
2000).
     Se pretende que, a futuro, esos jóvenes usuarios –que aún les
esperan largas jornadas frente al televisor, la radio, la publicidad
o la pantalla cinematográfica- logren una lectura compleja como
resultado de las relaciones que puedan establecer al recibir
cualquier mensaje a través de un medio de comunicación, a la
luz del conocimiento adquirido sobre la manera como los
discursos se estructuran o construyen.
     “Sentirse partícipes/autores de una narrativa, de la construcción
de los relatos históricos, plantea Dora Fried, es una de las vías de
que disponen los individuos y los grupos humanos para intentar
actuar como protagonistas de sus vidas, incluyendo la reflexión
de cómo emergemos como sujetos, de cómo somos participantes
de y participados por los diseños sociales.” (en Nava,2005)
     Este sería, entonces, apenas el punto de partida para enseñar a
la mirada y al oído a realizar lecturas menos superficiales, con la
confianza puesta en que la iniciativa personal, la experiencia, el
conocimiento y las condiciones de su entorno permitan a un
usuario entrenado profundizar y contrastar los contenidos de
cualquier medio e incrementar su exigencia en la calidad de la
forma y el contenido de los mensajes, lo cual les permita
alcanzar una diferente percepción del mundo que les rodea.

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