martes, octubre 23, 2012

Se les van vivos. ¡y también se les van muertos!


Autora: Betzabé Vancini
Publicado: e-consulta, 16 de octubre de 2012

     La crónica de la noticia del abatimiento de Humberto Lazcano Lazcano alias “El Lazca”, pudiera bien haberse desprendido de cualquier mal chiste o de una trama de CSI Las Vegas: encuentran por casualidad al delincuente, lo abaten sin saber que era él, ya muerto lo identifican y el cadáver es misteriosamente sustraído de la funeraria donde iban a practicarle la necropsia. Pero lamentablemente, en México no está al mando Horatio Cane, y por ende, parece que jamás sabremos qué fue del cuerpo que supuestamente -y sí, sólo supuestamente-, pertenece a “El Lazca”.
     Durante estos días, he escuchado por radio y por televisión innumerables críticas a la policía y a la Secretaría de Marina de nuestro país por lo ocurrido con el cuerpo de “El Lazca”. Y no es para menos, resulta imposible de considerar que el vocero de la Secretaría de Marina haya dicho que no es responsabilidad de los uniformados cuidar los cadáveres; peor aún: que ni la policía de Coahuila, ni los marinos, ni los militares, ni la funeraria misma, asuma la responsabilidad. Es imposible que mantengamos como país la cultura de la no responsabilidad. Parece que nadie, ni las autoridades se hacen responsables de sus errores, pero siempre que hay un acierto, por mínimo que sea, se cacarea por todos los medios posibles. El mismo Calderón ha evadido su responsabilidad en diferentes ocasiones, y este caso, no ha sido la excepción. ¿Qué impide a los principales actores de la política y del gobierno reconocer sus equivocaciones? La respuesta puede ser obvia, pero podríamos preguntarnos qué puede leerse entre líneas en medio de tanta obviedad.
     “Que sí es. Que no es”. ¿Es? Hace algunos meses en el Distrito Federal se inauguró el primer laboratorio especializado en huellas digitales y en procesamiento de ADN, tecnología de ‘vanguardia’ que va llegando a nuestro país, después de que en Estados Unidos y Europa, estos laboratorios existen desde hace al menos tres décadas. Equipo de vanguardia y personal capacitado va llegando a la ciudad más importante del país, pero en entidades como Coahuila y concretamente en poblados como Progreso –vaya irónico nombre- en el que, supuestamente, fue abatido “El Lazca”, ni siquiera hay una unidad del Servicio Médico Forense. La funeraria donde fue depositado el cadáver fungía, con todas las limitaciones, como SEMEFO local. Y, ¿por qué no se llevaron el cuerpo a la capital de Coahuila o a algún municipio que contara con un SEMEFO pertinentemente montado? Eso parece tampoco ser responsabilidad –ni iniciativa- de nadie. Lo más grave de este asunto, es contemplar las fotografías de un cadáver que poco o casi nada, tiene que ver morfológicamente con la fotografía de “El Lazca” vivito, ni en facciones, ni en proporción, ni en estatura, ni en tez, ni en edad… concretamente: en nada. Dicen que el cadáver está hinchado, y ciertamente, una vez que se presenta el livor mortis hay un cambio de coloración en la piel; sin embargo, en hinchamiento no hace que la persona crezca casi trece centímetros ni que gane peso considerablemente, mucho menos que la piel se aclare cerca de cuatro tonos. Tampoco se le modifican las facciones a tal grado, pues si esto sucediera, haría imposible la identificación post mortem de cualquier persona. Pensemos en las personas que identifican a sus familiares fallecidos aún en un avanzado estado de descomposición, resulta imperdonable, que la Procuraduría de Justicia, juegue a adivinar si el cuerpo pertenece o no, al hombre en cuestión.
     La consternación de la población y de la mayoría de los medios de comunicación radica en cómo fue que alguien robó dos cadáveres de una funeraria sin ser detectados o detenidos, pues realmente, del proceso del hurto no existe ninguna explicación. Sin embargo, mi consternación radica en la falta de responsabilidad del gobierno local, estatal y hasta nacional, para asumir las consecuencias de procesos llenos de errores, trabas e incompetencias. Mientras el Procurador de Justicia en Coahuila, Homero Ramos, pide que “echen ojo” en Tamaulipas a ver si de casualidad por ahí anduviera el cadáver, y mientras los voceros de distintas dependencias arguyen de quién era la responsabilidad, el cadáver sigue presumiblemente en fuga y probablemente hasta de tour, al más puro estilo de la ópera prima de Daniel Gruener, “Morirse en domingo”.
     Todo el revuelo generado con este fortuito abatimiento, me hace recordar cuando “El señor de los Cielos” murió en una cirugía plástica y “quedó irreconocible”. Suena un poco al mismo caso en esta ocasión: ‘se parecía a “El Lazca” pero como se lo robaron, no podemos saber si era él’. Insisto en que nuestras autoridades y su manejo de los casos, bien podrían inspirar la trama más intrigante de cualquier episodio de CSI, pero aquí no tendríamos final feliz.
     Y las burlas no se hacen esperar. He leído decenas de titulares y notas, y en el caso de los sitios web, he encontrado muchísimos comentarios irónicos, me permito compartirles este que encontré en Milenio al pie de una nota, cito textual:
      “A todas las procuradurías de México y al público en general se les hace un atento llamado, si ven por su territorio un cadáver huyendo o escondiéndose de las autoridades, por favor reportarlo al 56538111, las autoridades del estado de Coahuila se lo agradecerán!! Este cadáver se hace llamar Heriberto Lazcano Lazcano alias el lazca°°° cualquier información será recompensada!!!! Jajajaja
     Ni hablar del humor gráfico que pulula en todos los diarios y en las redes sociales. Y es que quizá antes, con menos tecnología, limitados medios de comunicación y con muy buena voluntad –y mucha fe- de parte del público, estas cosas no eran cuestionadas o discutidas tan ampliamente como se hace ahora. El gobierno se enfrena a ciudadanos mucho más informados y sobre todo, a ciudadanos proactivos y críticos de los cuentos baratos que nos venden como noticia. Por esto, es quizá perentorio que Felipe Calderón deje de dar patadas de ahogado ahora que ve llegar al fin su sexenio, y sin duda, será imperativo que asuma su responsabilidad y los múltiples errores que ha cometido durante su gobierno. Quizá deba comenzar por asumir que a pesar de su desesperado intento, en estos seis años, se le fue vivo “El Chapo”, y “El Lazca” se le fue muerto.


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