martes, febrero 19, 2013

Retos a los cristianos en el siglo XXI


Autor: José Rafael de Regil Vélez,datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 14 de febrero de 2013

     El lunes 11 de febrero de 2013 muchas personas en el mundo quedaron cuando menos sorprendidas: Joseph Ratzinger, obispo de Roma y papa bajo el nombre de Gregorio XVI, anunció su renuncia al ministerio pastoral y gobierno de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
     En el consistorio –reunión que tiene el papa con cardenales- el prelado señaló que tras considerarlo detenidamente y fiel a su conciencia tomaba la decisión porque los asuntos que debe tratar la cabeza de la Iglesia requieren fuerza física y mental, misma que en él ha ido en merma, en especial en los últimos tiempos.
     Hay personas para quienes el problema estriba en quién ocupará la sede vacante. El sucesor de san Pedro debe conducir el destino religioso de millones de personas y todos los deben seguir. Pero en realidad no es eso lo que debe mover a la reflexión sino lo que el mismo Benedicto XVI señaló: la forma en la que en el mundo actual deben conducirse la Iglesia y los cristianos para sumarse a la construcción de un mundo más como Dios quiere.
      La coyuntura de la renuncia y elección del máximo dirigente católico es una buena ocasión para detenerse a reflexionar sobre los desafíos que presenta el mundo actual a los seguidores de Jesús de Nazareth y los valores del Reino de Dios que predicó y que tienen que ver con la justicia, la verdad, el amor, la compasión, la misericordia, la solidaridad.
     Por una parte hay que afrontar el desafío de que ese mensaje no llega a muchas personas por los escándalos que ha habido como la pederastia, el manejo del dinero. Pero más en el fondo porque las palabras y los ritos con los que se evangeliza son rancios, excesivamente eurocentristas, medievales. La reforma litúrgica que pidió el Concilio Vaticano II sigue siendo un tema realmente pendiente.
     Durante los pontificados de Juan Pablo II y el propio Benedicto XVI la teología, como reflexión seria sobre los problemas de las mujeres y los hombres y la forma en la que pueden ser vistos desde la fe y argumentados con seriedad, sufrió gran pérdida de libertad por un excesivo control centralista de parte de la burocracia vaticana. Hay muchos tópicos en los cuales hay que expander la reflexión teológica para que haya verdadero diálogo y no solo anatematización: eutanasia, aborto, matrimonio homosexual, contracepción, profilaxis reproductiva, diálogo interreligioso, bioética, comunicación social. Urgen palabras serias en lenguajes comprensibles a los contemporáneos que incorporen los avances de la ciencia y la filosofía de tal forma que sean verdaderamente luz para quienes quieran andar la vida al estilo del Evangelio.
     Hay, por otra parte, que repensar la formación de los ministros y sacerdotes, la necesidad real actual del celibato, el papel que puede y debe jugar la mujer al interior de las estructuras eclesiales, la fidelidad a los millones de empobrecidos a quienes hay que sumar el banquete de la vida del cual los excluye un sistema económico de mercado y la complicidad entre eclesiásiticos y los poderes económicos y políticos que se ha dado y que puede seguirse dando en muchos lugares del mundo.
     Urge, sí, que el papa que entre pueda conducir la estructura religiosa que le será encomendada de manera dialogante con las necesidades reales del mundo actual; pero apremia igual o más que quienes se consideran cristianos entiendan que la responsabilidad día a día de transmitir los valores de Jesús que dicen que orientan su vida es de cada uno de ellos y esta responsabilidad no la pueden transferir a ningún jerarca.

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