viernes, marzo 08, 2013

Las cosas no son siempre como se las piensa


Autor: José Rafael de Regil Vélez,datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 22 de febrero de 2013

     Un grupo de alumnos conversaba entre sí: “sí, debe ser ella la que tenga tu celular, porque fíjate cómo ella…” y daban argumentos basado en conductas y actitudes y sospechas. Quien de entre ellos se había quedado sin el dispositivo electrónico se envalentonó y confrontó a la referida  por sus amigos tildándola de ladrona, lo cual desató una confrontación grupal basada en meros sentires y pensares, muy coherentes, pero sin evidencia alguna de la sustracción del teléfono.
      Pasado el primer impacto los alumnos que participaron en la reunión de la cual salió una acusada señalaban que era lógico pensar que la compañera se había robado el artículo desaparecido y para ellos fue muy fácil afirmarlo sin más: si se puede pensar, deberá existir en la realidad.
      Ser y pensar son lo mismo… pareciera que así es, pero no y tener claro esto permite vivir la propia existencia de manera menos ingenua y, como en el caso señalado, cometer menos injusticias de las que ya por sí generamos tan solo por ser humanos.
       Las personas solemos hacer dos operaciones que van juntas pero que no son lo mismo: por una parte emitimos juicios sobre las cosas y por otra construimos una seguridad personal sobre lo que vemos, olemos, pensamos. Necesitamos estar seguros de las cosas para podernos relacionar con ellas sin temor pues de otra forma nos quedaríamos inmóviles: nadie pisaría el pavimento si no estuviera seguro de que es sólido ni se aventaría un clavado en el agua si no estuviera seguro que es líquida. A este asentimiento in temor a equivocarse se le denomina técnicamente certeza.
       El problema de la certeza es que se puede estar seguro de cosas que no son reales, como cuando alguien muerde una fruta artificial pensando que es tal y resulta no ser más
s que una figura de cera realista.  Por ello se hace necesario confrontar las certezas con la realidad de lo que se piensa.
       En una escuela, por ejemplo, es típico que alguien diga que sus resultados son debidos a que el profesor “lo trae de encargo”, porque en la cabeza del estudiante es muy claro que si se esforzó merece una buena calificación, pero puede suceder –y de hecho sucede- que hay alumnos que se esfuerzan mucho, pero entregan algo que no fue pedido o que fue pedido de otra manera. La realidad es que si la calificación responde a lo pedido no responde a que el profesor tenga mala actitud hacia su discípulo, esté este seguro o no de otra cosa.
        Los seres humanos necesitamos una y otra vez revisar nuestras certezas, buscar evidencias de las cosas de las que hablamos, en especial de aquellas que no tenemos suficiente claridad. Eso nos ahorraría problemas innecesarios, porque los necesarios, pues son inevitables.

No hay comentarios.: