martes, septiembre 24, 2013

Desaprender para aprender

Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado:  e-consulta, 19 de septiembre de 2013

     Edgar Morín, quien está considerado como uno de los grandes pensadores de la época, en su libro “La vía. Para el futuro de la humanidad” afirma que en el mundo occidental u occidentalizado,  se nos dificulta pensar el presente porque sufrimos –sin que nos demos cuenta de ello – dos tipos de ceguera cognitiva: una relacionada con abordar los problemas desde una sola disciplina y la otra que implica pensar que tenemos la única respuesta; de aquí concluye que no es solo la ignorancia, también es nuestro conocimiento lo que nos ciega.
     Este último problema no es propio de los investigadores, es decir, de las personas que con su trabajo “generan conocimiento”, también se presenta en  la vida cotidiana de las personas y sobre todo en la vida cotidiana de muchos profesores.
Me atrevo a afirmar que todos los profesores hemos escuchado al menos una vez “es que así me lo enseñaron”, exclamación frecuente cuando se corrige o señala algún error en el trabajo de un estudiante.
     Lamentablemente cuando los estudiantes leen o escuchan conceptos o términos que le son familiares por alguna razón,  sobre todo cuando lo revisó en un salón de clases o partir de una experiencia escolar, dejan de prestar atención al discurso porque “ya lo saben”; su “conocimiento” les ciega.
     Esta conducta obstaculiza un proceso de mejora en lo que se hace o un proceso de adaptación a cambios propios de nuestra sociedad, estemos o no de acuerdo con ellos.
Algunos ejemplos de procesos de mejora en el proceso de enseñanza aprendizaje en los  que se da la ceguera por conocimiento son: la elaboración de mapas conceptuales (que no consiste en la unión de bolitas y palitos que se interconectan para verse bien y con pocas palabras), la redacción de reportes de investigación (que no requieren de un lenguaje florido sino de un estilo claro, preciso y lógico) o el desarrollo completo de un razonamiento matemático pues no basta llegar a la solución.
     En cuanto a la adaptación a los cambios,  tenemos el caso del uso de medios electrónicos de comunicación en que nos cuesta trabajo distinguir entre el lenguaje adecuado para un tweet  o mensaje corto en una red social y el mensaje de un correo electrónico enviado a un jefe o a un profesor (en el caso de los estudiantes), amén de ciertas personas que quieren iniciar el texto de un correo electrónico con el estilo que se usaba hace cincuenta años para escribir una carta. ¿Sabía usted que ya hay normas de etiqueta para la comunicación en línea?
Y no podemos dejar de lado una moneda de dos las caras de la ceguera conocimiento/ignorancia que deteriora nuestro lenguaje escrito: la resistencia ante los cambios ortográficos que sufrió la lengua española en 2010 –ceguera por  conocimiento-  y la falta de observación a tales reglas por ignorancia.
      Estos ejemplos reflejan conductas contrarias a lo que se espera de un estudiante o de cualquier persona que quiere aprender y mejorar. ¿Quién los sabe todo? ¿Quién hace todo perfecto? La buena disposición ante oportunidades de mejora y ante nuevos aprendizajes, nos confirma como seres humanos capaces de desaprender para aprender.
     Llevemos el análisis al momento histórico que vivimos en el país, ¿por qué no cambiar las manifestaciones que entorpecen el tránsito causando problemas en autopistas y ciudades? ¿Por qué tratar de convencernos de una reforma con una invasión masiva de mensajes comerciales en radio y televisión? ¿Por qué no buscar canales de diálogo y expresión que afecten menos a la población? ¿Por qué no convencer con razones y dejar la repetición y la imposición? Tanto los pactos como las negaciones categóricas pueden cegarnos, por ignorancia, por conocimiento o por ambos. En cualquier caso, para muchos ciudadanos queda claro que no estamos construyendo escenarios nuevos, con  posibilidades de diálogo y sobre todo de mejora, que requieren del pensamiento complejo que ha propuesto Morin.
     Y finalizo con una idea del mismo Morin, <<los analfabetos del siglo XXI no serán los que no sepan leer ni escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender>>














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