miércoles, septiembre 04, 2013

Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta

Autora: Rocío Barragán de la Parra datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla on Line, 20 de agosto de 2013

     La elección de carrera es una de las decisiones más trascendentes en la vida, enmarca la vocación profesional que va idealmente aparejada con las capacidades y talentos personales; sin embargo por diversas razones, principalmente económicas y familiares, muchos jóvenes sólo pueden cristalizar esta elección vocacional si consiguen ingresar a Instituciones Públicas como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; donde su dedicación al estudio puede marcar la diferencia para acceder y alcanzar la formación profesional; sobre ello les comparto la siguiente reflexión.
     El pasado 10 de agosto se dio a conocer el listado de aspirantes admitidos a esta Máxima Casa de Estudios donde sólo 20 mil de los más de 46 mil candidatos fueron admitidos para cursar sus estudios profesionales en la BUAP; esto supone que más de 26 mil alumnos tendrán que redirigir sus planes de vida, buscar otras opciones educativas o incorporarse a la vida laboral.
     Como lo han marcado las tendencias de los últimos años, las carreras más demandas fueron Medicina, Derecho, Fisioterapia, Contaduría, Psicología y Comunicación; para cada uno de los alumnos aceptados en estas Facultades, acreditar el examen implicó un esfuerzo extra que consistió en obtener no sólo los 550 puntos aprobatorios de una escala máxima de mil; sino tratar de conseguir los puntajes más altos en el examen que les permitiesen asegurar un espacio en los cupos de dichas facultades para no correr el riesgo de pasar el examen pero no alcanzar lugar; como en el caso de la Facultad de Medicina donde hubo aspirante con 800 puntos que fueron rechazados.
     Detrás de estas cifras existe una realidad sobre la situación que guarda la Educación en México ya que comúnmente solemos pensar que la Escuela es determinante para que el alumno aprenda más o esté mejor preparado y que los alumnos con bajo rendimiento provienen de Instituciones Públicas donde se encuentran profesores mal preparados o poco comprometidos con la educación, grupos enormes de alumnos que son difíciles de atender, sin acceso o acceso limitado a recursos tecnológicos que propicien aprendizajes situados, actualizados y pertinentes a las necesidades sociales, o a la inversa, considerar que la Escuela Privada garantiza una mejor educación y un aprendizaje superior
al de la Institución Pública.
    
Si bien los recursos escolares, la calidad de los planes de estudio, las instalaciones de la Escuela, el acompañamiento de un profesor capaz y responsable con sus alumnos es fundamental, la clave para que el aprendizaje suceda radica en la disposición y compromiso que cada estudiante tiene consigo mismo y con su propio proceso formativo: sacar de dentro, desarrollar y potenciar el interior; ahí adquiere sentido la raíz etimológica de la palabra EDUCACION, del latín Educare (guiar), Educere (sacar a la luz). De esta manera podemos identificar estudiantes de Instituciones Reconocidas que no logran un desempeño por arriba de la media y alumnos de Instituciones Públicas que alcanzan un desempeño extraordinario.
    "Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta" es una frase popular donde se advierte que ninguna institución por prestigiosa que sea forma estudiantes destacados si el alumno por sí mismo no se dispone para aprender y superarse; esa es la historia de María Samantha Ordoñez, alumna de nuevo ingreso en la Licenciatura en Medicina quien obtuvo 966 puntos en el pasado examen de admisión de la BUAP, colocándose así como el más alto promedio entre los 700 alumnos admitidos en la Facultad y los más de seis mil interesados en ella.
    Samm, como la llaman cariñosamente sus amigos y familiares, es una chica egresada del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios CBTIS 242 de Cuetzalan del Progreso, Puebla; siempre se ha destacado por su aguda inteligencia y su gran dedicación al estudio, desde hace tiempo clarificó su vocación profesional y hoy, gracias a la dedicación y empeño que ha puesto en sus estudios testimonia que todo se puede en esta vida al disponerse y prepararse para ello.
    Esta semana inicia su carrera profesional y, seguramente, su integración a la vida universitaria implicará un proceso de adaptación a nuevos ambientes, ajustes de rutinas, convivencia, relaciones y responsabilidades nuevas; no será tarea fácil pero seguramente saldrá avante, tal como lo ha demostrado en las diferentes oportunidades que la vida le ha presentado y que ha sabido aprovechar, así que Felicidades a Samantha que inicia su formación en una de las profesiones más demandantes, nobles y sensibles: La medicina.
La autora es profesora de la 
Universidad Iberoamericana Puebla.



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