viernes, septiembre 06, 2013

Otro primer lugar

Autora: Claudia Rodríguez Hernández
Publicado: Síntesis Puebla, 27 de agosto de 2013

Además de ocupar el primer lugar en obesidad infantil, México, ahora también ocupa el primer lugar en a nivel mundial en cuanto a consumo de refresco se refiere. Evidentemente, ambos resultados mantienen una relación directa, uno es consecuencia del otro.
     La Secretaría de Salud ha establecido que el exceso de calorías que se ingieren a través de las bebidas azucaradas es una de las causas principales de la epidemia de sobrepeso y obesidad que enfrenta nuestro país. La falta de acceso al agua potable gratuita en escuelas y espacios públicos promueve, sin lugar a dudas, la ingesta de dichas bebidas.
     De acuerdo con información recabada por el Rudd Center for Policy and Obesity de la Universidad de Yale, en nuestro país se consumen más de 163 litros de refresco por persona al año, cifra que incluso supera en un 40% la ingesta de la población estadounidense.
    Dadas las cifras anteriores, es inminente el desarrollo e implementación de políticas integrales para el combate de la obesidad, esto último ha sido recomendado al gobierno mexicano por la Organización Mundial de la Salud, por el Secretario General de la OCDE, José Ángel Gurría y por el Relator Especial de Naciones Unidas para la Seguridad Alimentaria, Oliver de Schutter.
     Una de las estrategias propuestas para contrarrestar el problema por el que atraviesa el país, es el establecimiento de un impuesto a los refrescos.
     Oxfam México menciona que un impuesto de 20% en estas bebidas traería como consecuencia una reducción en su consumo de 16 a 24%. Si lo anterior es cierto, dicha reducción en el consumo ocasionaría la disminución de la ingesta de calorías por persona e incluso podría haber una mejoría en la economía familiar.
    Sin embargo, gravar los refrescos y otros alimentos de alta densidad energética, no implica necesariamente que la mayoría de las personas dejarán de tomarlos. Lo que comemos y/o bebemos está determinado por los hábitos, mismos que no se pueden cambiar ni rápida, ni sencillamente.
    Para eso se requiere reeducar.
     Por lo tanto, la propuesta del impuesto a los refrescos, es una medida que puede contribuir a reducir la epidemia de obesidad que enfrenta México, pero no será la solución. De manera que si no se desarrollan estrategias que combatan el problema de fondo, pronto podremos conquistar otro primer lugar: "mayor número de defunciones como consecuencia de la obesidad en el mundo".

La autora es profesora de la 
Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com Sus comentarios son bienvenidos.


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