viernes, septiembre 06, 2013

Un desarrollo moral sólido, la puerta para la construcción de un mundo mejor

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:  en lado B, 21 de agosto de 2013

     Es casi imposible que en este primer artículo que escribo en el periodo de otoño 2013 no hable de las leyes secundarias de la reforma educativa, dado que este es mi tema y  que da para mucho. Aunque también tengo en el tintero otros asuntos, como la reforma energética y cómo esta está ligada a la reforma fiscal, o el tema bochornoso de la liberación de Caro Quintero, que se pega a la devolución de bienes y la liberación de arraigo domiciliario que le hicieron al señor Raúl Salinas de Gortari. Así que como pueden apreciar estimados lectores, tela de donde cortar hay mucha y podríamos atender varios asuntos, sin embargo, el tema ético-moral me llama irremediablemente, por lo que dejaré los temas que he mencionado anteriormente para otras ocasiones.
     Hoy quiero escribir de un video que circula por YouTube, donde Servando Gómez Martínez alias “La Tuta”, quien se denomina como jefe de los Caballeros Templarios, explica las razones por las que operan en el estado de Michoacán y va diciendo que ellos son “buenas personas” y que “no son delincuente”, que se ocultan en la sierra de este bello estado porque han sido señalados como mafiosos, cuando ellos han tenido que asumir el rol de “cuidadores” y “vigilantes” porque hay delincuentes de otros estados, especialmente de Jalisco, que entra a Michoacán a robar y agredir a los michoacanos.
Se califican como “un mal necesario” y asegura que hay muchos grupos como este por todo el país que buscan defender a México de delincuentes, incluso extranjeros; ante la ausencia de un estado de derecho y esta es la razón de que los aguacateros de la región los buscaran para que los protegieran. En algún momento reconoce que es un delincuente y que se cuidará para no caer en prisión. Pero entonces, ¿es o no es un delincuente?, ¿los michoacanos buscan o no su protección?
     Lo cierto es que al ver el video no tuve más remedio que acordarme de mi abuelita, que cuando yo era una niña me jalaba la oreja, cuando yo tomaba la iniciativa de pegarle a alguno de mis hermanos porque hacía una travesura dirigida hacia mi o hacia alguna de mis hermanas y muy categóricamente me decía, que quién era yo para hacer justicia por mi propia mano. Hoy con los años, he comprendido las palabras de mi abuela con toda claridad. No podemos andar por la vida cobrándonos por cosas que hacen otros a terceros o a nosotros mismos.
     Se supone que hay una serie de normas y leyes que determinan la forma de convivencia que se considera socialmente aceptable y que a lo largo de la vida nuestros comportamientos están orientados por los valores que hemos elegido.  Cuando estos valores están más orientados hacia el crecimiento del ser humano, antes de propinarnos la justicia por propia mano consideramos a los otros como a nosotros mismos y tendemos a practicar la máxima cristiana de “no hagas a otros, lo que no quieras que te hagan a ti”.
     Quiero creer que hay otros medios y formas de relacionarnos y de establecer una sana convivencia, incluso cuando no haya un estado de derecho, los seres humanos debemos movernos por esos valores, por esas creencias que llevan al ser humano a ser considerado con todos y no a unos cuantos o con uno solo. Si el egoísmo, la venganza, el poder, siguen siendo los factores que mueven nuestras decisiones, cada vez estaremos más cercanos a la decadencia.
     Así que creo que los adultos debemos tratar de formar a nuestros pequeños en estos otros valores, como el amor, la libertad, el respeto, la responsabilidad, la empatía; para que cada uno de ellos quiera un bien colectivo que beneficia a todos o al menos a la mayoría. Sé que hablar desde mi postura puede resultar cómodo, pues he crecido en una familia clasemediera que me dio bases morales sólidas que he arrastrado a lo largo de mi vida, y estas bases, han hecho de mí una mujer considerada y que trabaja para otros y por los otros.  Pues estoy convencida que un desarrollo moral sólido es la puerta para la construcción de un mundo mejor.
     Sé que la pobreza y el hambre llevan a muchas personas a corromper el poco o mucho desarrollo moral que haya adquirido; pero si no empezamos a trabajar con esto desde la escuela, desde la familia, seguiremos viendo como nuestro país, nuestra sociedad, nuestra familia y nuestra propia persona se destruye lentamente. Hablemos con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con los padres de estos, con nuestros amigos, con quien sea necesario para que todos trabajemos en el desarrollo moral de las personas más jóvenes.
     Este desarrollo consiste básicamente en pensar cuál será la consecuencia de las decisiones que tomamos y cómo estas consecuencias afectan a los otros, a los que nos rodean, a los que están un poco más lejos y a los que ni siquiera tenemos en el panorama.      También debemos pensar cómo las consecuencias de lo que decidimos afecta a la naturaleza,  afecta a la relación con un ser supremo y cómo afecta a la relación conmigo mismo.
     Toda esta reflexión empezó cuando pensé que si el señor Gómez Martínez, se sentara a pensar cómo sus decisiones han afectado a millones de conciudadanos, antes de pensar en él y sus cercanos, seguro no sería jefe de los caballeros templarios, ni sería parte de ellos.
*La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com
Sus comentarios son bienvenidos



No hay comentarios.: