miércoles, noviembre 27, 2013

De quién es la responsabilidad de la formación en valores

Autora:  Laura A. Bárcenas Pozos
Publicado: Puebla on Line, 12 de noviembre de 2013

     Un amigo muy apreciado publicó en el Facebook esta leyenda: "aunque la escuela sea de excelencia, la escuela necesita familias que enseñen valores", a pesar de que tengo algún desacuerdo con esta frase, en su contenido general estoy totalmente de acuerdo. Es decir, las escuelas no se establecieron para formar a las nuevas generaciones en valores, sino para transmitir el conocimiento de una generación a otra. 
     Sin embargo, ahora sabemos que en la escuela se promueven muchos valores a través del currículum oculto lo tengan o no consciente los profesores, de acuerdo a las investigaciones que Jackson llevó a cabo en la década de los setenta del siglo pasado. Así que es mejor que los docentes estén conscientes que transmiten una serie de valores con sus actitudes y con sus acciones en el aula, que muchas veces los estudiantes adoptan.
     A pesar de este gran descubrimiento, no debemos olvidar que la familia también forma en valores, por las mismas razones, es decir las actitudes de los padres y las acciones que llevan a cabo en el seno, así como en el entorno familiar son determinantes para que un niño adquiera ciertos valores. La relación entre los padres y de estos con el entorno, les muestras a sus hijos cómo conducirse con las otras personas. 
     La amabilidad, el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, se aprenden más en casa, con la familia nuclear y extensa, que en la escuela. Esta permite que se refuercen esos valores y además debe enseñar la conceptualización de cada valor, como lo hace ahora. En todas las escuelas los niños aprenden qué es el respeto o lo responsabilidad, sin embargo eso no es formar en valores, la formación en valores se refiere a que los menores vayan adoptando las líneas orientadoras a través de las cuales se conducirán sus vidas. 
     Otro actor muy importante en la formación de valores es la sociedad. Cuando los chicos salen a las calles, van aprendiendo otros valores y ellos van decidiendo que adoptan o no, así que la sociedad también debe estar consciente de que juega un papel muy importante en la formación en valores de las nuevas generaciones. Ahí, se contrastan los valores aprendidos en la familia y la escuela con los que practica la sociedad en su conjunto. A veces hay coincidencias pero a veces se oponen y eso lleva a los niños y jóvenes a tener que optar, así que lo que hayamos hecho en la escuela y en la familia, será determinante. Entonces todos participamos de la educación en valores de niños y jóvenes.
     En este gran cajón que es la sociedad, entran los medios masivos de comunicación, que hoy sabemos son grandes formadores de valores y que pueden ser los únicos, si la familia y la escuela están ausentes en el tema. Además se cuelan en nuestras casas cuando encendemos los aparatos televisores y nuestros hijos ven caricaturas violentas, telenovelas donde se promueve un prototipo de belleza, una moralina estúpida, en donde los protagonistas son absolutamente buenos y los antagonistas son absolutamente malos (cosa que no existe en la realidad); y en donde la felicidad se alcanza en las cosas materiales o solo se logra con el matrimonio, o bien cuando el antagonista se muere; noticieros que lucran con el dolor ajeno, que manipulan la verdad, que se confabulan con el poder político y televisoras que acumulan más y más poder.
     Lamentablemente hoy se dice, que la televisión, esa caja idiota, es la que educa a las jóvenes generaciones, dadas las condiciones económicas que se viven en las familias y por las nuevas conformaciones familiares. Es decir, las mujeres participan hoy en día del sostén de la familia. En el mejor de los casos comparten esta responsabilidad con la pareja; ambos trabajan porque en otras condiciones no habría forma de tener un nivel de vida digno. Y en el peor de los casos están solas y son la única fuente de ingreso de esa familia. 
     En ambos casos, los padres (entiéndase madres y padres) están ausentes y entre más grandes son sus hijos, estos están solos, siendo atendidos por la caja idiota. Es claro que no hay forma de cambiar esto. Los padres tienen que seguir saliendo a trabajar para traer el pan a la casa, las televisoras siguen trasmitiendo los programas con el mismo contenido, eso no lo podemos cambiar desde las familias, y nuestros hijos siguen pasando muchas horas frente al televisor solos. Así que lo único que podemos hacer es que el poco tiempo que pasamos con ellos, tanto en la escuela como en la familia, se de calidad y estemos reforzando los valores que queremos que ellos adopten para que sean mejores personas, siendo, los padres y los profesores, coherentes entre nuestro discurso y en nuestras acciones y nuestras actitudes. 
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.comSus comentarios son bienvenidos



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