martes, mayo 13, 2014

Mujeres y dinero

Autora: Carmen Mota González
Publicado: e-consulta, 2 de abril de 2014

     Hace unos meses un conocido de la familia se quedó sin trabajo de un día para otro, sin previo aviso. En medio del desconcierto que una situación así le provoca a cualquiera, dialogamos y me pude dar cuenta de lo vulnerable que somos cuando nuestros ingresos dependen de un tercero. Un día ya no estás en la nómina.
     La experiencia me puso a pensar seriamente en el tema de las finanzas y surgieron varias preguntas: en caso de pasar a formar parte de los desempleados ¿cuánto tiempo puede una persona vivir con sus ahorros, si los tuviera por supuesto? ¿Qué cambios tendría que hacer en su estilo de vida mientras llega, encuentro o elige un nuevo empleo?
     En esta ocasión quiero reflexionar sobre un tema que siempre está de moda, el dinero. Hace poco estaba en un curso y el instructor preguntó a quién le sobraba dinero. De un grupo de 30 personas sólo dos levantamos la mano, no sé qué habrán imaginado, pero nos miraban con curiosidad. Yo, expliqué que en efecto, después de cada quincena se pagan los gastos obligatorios y siempre sobra para darse algunos gustos como ir al cine, o tomar café o comprarse algún libro, etc. También se me ocurrió preguntar al grupo ¿qué creencias tienen sobre el dinero? Esta pregunta también es para usted, deténgase y piénselo. ¿Qué creencias tiene sobre el dinero? ¿Qué le enseñaron o aprendió de sus padres sobre el dinero? ¿Quién manejaba las finanzas en su casa? ¿En qué se gastaba el dinero? ¿En qué situaciones era innecesario gastar dinero? ¿Qué ideas escuchó sobre la gente que sí tiene dinero?
     En casa, por ejemplo no se hablaba directamente del tema, sino más bien de la forma de conseguirlo. Siendo niña escuche infinidad de veces que para obtener dinero había que trabajar mucho. Aprendí que el dinero se ganaba con esfuerzo y había que cuidarlo. También aprendí que era necesario ahorrar. A veces, decía mi madre, andas contando tus problemas para que te presten dinero y terminan diciéndote que no te pueden ayudar porque están peor que tú, deben más que tú… Y qué decir de los problemas que se gestan entre amigos y familiares a causa del dinero, sólo revise la nota roja y podrá darse cuenta.
    En la adolescencia aprendí que ciertamente una de las formas honestas de ganar dinero es trabajando. Hay quien dice que el trabajo es tan feo que hasta pagan por hacerlo. Mi experiencia es al revés. Siempre he disfrutado mucho mi trabajo y por supuesto que es maravilloso que paguen por él. Soy de las que si no tuviera que ganar dinero, seguiría haciendo lo mismo.
     Me voy a permitir hablar de mujeres y dinero. Aunque suene indignante, hay mujeres que se casan por dinero, conservan matrimonios poco o nada satisfactorios por miedo a no salir adelante en el tema financiero. En otros casos, las mujeres dejan de atender su salud debido a que los esposos no les dan para comprar sus medicamentos y así cosas por el estilo. Aunque se sabe que en las últimas décadas la participación de la mujer en el gasto familiar se ha incrementado de forma considerable, los resultados no son alentadores para las mujeres, con todo y que trabajan son dependiente económicamente hablando. Parece que la falta de dinero tiene el poder suficiente para mantener atrapada a una mujer ¿por qué ocurre esto? Diría que ocurre porque la gran mayoría de las mujeres deja que alguien dirija su vida y porque no, sus finanzas.
      Históricamente, no se han considerado capaces de manejar las finanzas. Han permitido que los hombres tomen las decisiones financieras prioritarias, han aceptado el mito de que los hombres son mejores inversionistas, mejores administradores... Diría que han fingido no ser inteligentes. El precio que hemos tenido que pagar ha sido en nuestra autoestima, en nuestra seguridad sobre nosotras mismas y el valor que nos otorgamos.
     Sin embargo, habría que considerar que a lo largo de la historia las mujeres han administrado muy bien los recursos destinados para la sobrevivencia de los integrantes de las familias antes numerosas, hoy más pequeñas. Logran hacer rendir el dinero que no se incrementa a la par que las tasas de interés y los costos de los productos no perecederos. Las mujeres son excelentes compradoras, se toman en tiempo para comparar precios y calidad. No se arriesgan fácilmente en materia financiera, los vendedores a crédito han demostrado que las mujeres son más disciplinadas no sólo para comprar sino para pagar las deudas.
     En este sentido, diría que las mujeres tenemos un sentido común que es muy valioso y quizá no lo hemos capitalizado. La verdad es que a los mercados bursátiles no les importa si un inversionista es hombre o mujer, si eres o no inteligente en el manejo del dinero, lo que se necesita es educación y experiencia. Cuando escuchamos palabras como inversiones, bolsa de valores, negocios, bienes raíces, etc. pensamos que es cosa de hombres, así nos han educado. Quizá ha llegado la hora de empezar a romper los mitos.
     Algunas mujeres hemos tenido la oportunidad de probar algo de lo mucho que hay por ver y por vivir en este mundo y estamos caminando hacia la independencia financiera. Es recomendable empezar a hacerse cargo del dinero y aprender a hacer que nuestro dinero trabaje para nosotros, de manera que no deba trabajar por dinero y pueda renunciar a la comodidad del sueldo.
     De ninguna manera estoy proponiendo fórmulas mágicas, la independencia económica es un proceso.
    Requiere hacer la tarea y esforzarse para convertirse en un inversionista inteligente.
La autora es profesora de la 
Universidad Iberoamericana Puebla

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