lunes, mayo 12, 2014

Todos Tenemos 4 Fantásticos

Autor: Alexis Vera, datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla on Line, 2 abril 2014
     
     En el trabajo nos ha tocado a todos afrontar dificultades porque donde hay gente hay conflictos, así de simple. Sólo por el hecho de tener que coordinarnos con otros para el logro de metas u objetivos ya tenemos un reto y potencial fuente de problemas. Cada cabeza es un mundo, cada persona un ego que satisfacer y domar. El trabajo en equipo no es fácil; lograr acuerdos productivos con otras personas tampoco. Vivimos en una cultura donde “jalar agua para el propio molino” es la norma más que la excepción; vivimos en un país donde el bien privado tiene supremacía sobre el bien público, por eso se desvían tantos recursos ilícitamente. Nuestra cultura es, en efecto, particularista y no universalista. Es decir, para los mexicanos se valen todas las excepciones a la regla, porque cada caso es “especial”. En contraste, en una cultura universalista como -por ejemplo- la alemana, todos los casos se tratan por igual, no hay excepciones o hay muy pocas excepciones. Si una persona “influyente” infringe una regla, tiene consecuencias en un país universalista. Por el contrario, en una sociedad particularista, el influyente siempre tendrá menos consecuencias que el no influyente.
      Esta es apenas una de las barreras nombrables que todos en México encontraremos para desempeñar adecuadamente nuestro trabajo. Es decir, no sólo tenemos que superar el desafío que representa trabajar productiva y armoniosamente con otras personas; sino que, además, tenemos que superar el desafío de nuestra propia cultura. Sin embargo, la solución está en buena medida en nuestras manos. Todos tenemos los recursos para sacar adelante la relaciones con otras personas en el trabajo; todos tenemos herramientas para coordinarnos productivamente con otros equipos; todos tenemos lo que yo llamo los Cuatro Fantásticos: cuatro fuerzas internas que conducen nuestro comportamiento cuando enfrentamos la realidad. Estas cuatro fuerzas las tipificó recientemente la especialista en liderazgo Erika A. Fox en su libro “Winning from Within: A breaktrhough Method for Leading, Living, and Lasting Change” de la siguiente forma.
      Soñador Inspiracional: Es esa fuerza intuitiva que nos permite distinguir -en el fondo- lo que queremos de lo que no queremos. Genera nuestra visión y nos impulsa a alcanzar nuestro sueño; traza el camino hacia adelante. 
      Pensador Analitico: Eso que nos permite crear nuestras ideas y formarnos una opinión. Su motor es la razón y nos sirve para analizar hechos a partir de la lógica; considera las consecuencias y mira la realidad desde diferentes ángulos.

Amante Emocional: Lo que nos permite sintonizar con los sentimientos propios y con los de otras personas. Se enfoca en la confianza y busca construirla, sostenerla. Nos facilita la colaboración con los demás.

Guerrero Práctico: Se enfoca en lo que hay que hacer. Su motor es la fuerza de voluntad. Habla sin pena acerca de las verdades duras; mantiene los pies en la tierra; actúa.
Todos tenemos este equipo de 4 Fantásticos viviendo dentro de nosotros. Son fuerzas interiores que nos mueven cuando nos relacionamos con la realidad. Generalmente una de ellas predomina notablemente sobre las demás pero en diversas ocasiones esa misma fuerza dominante pierde protagonismo y lo sede a otra. En efecto, todos hemos tomado decisiones, grandes o pequeñas, desde cada uno de los 4 Fantásticos, sin embargo, generalmente uno de ellos es preponderante en nuestra personalidad; ¿cuál es el que predomina en usted?
Para afrontar los desafíos del trabajo moderno necesitamos rotar adecuadamente nuestros 4 Fantásticos. ¿En qué momento debe actuar mi Soñador Inspiracional y no mi Guerrero Práctico? Cuando yo juzgue que la situación requiere más de intuición que de fuerza de voluntad.
Debemos desarrollar la habilidad para identificar qué situaciones requieren fundamentalmente intuición, razón, emoción o fuerza de voluntad para llamar al super héroe que corresponda. Obviamente lo más difícil es hacer esto en tiempo real, es decir, en el mismo instante en que estamos siendo retados; lo que Erika A. Fox llama consciencia de estado: cuando me doy cuenta de lo que me está moviendo internamente en ese momento y soy capaz de juzgar si eso que me está moviendo (ese super héroe) es el indicado para la situación.
Claro que no es fácil; requiere trabajo interno constante de auto observación y auto crítica. Lo bueno es que podemos empezar hoy. Poco que perder, mucho que ganar. Sígueme en Twitter: @veraalexis


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