miércoles, junio 11, 2014

La educación ¿le vale al mexicano?

Autor: José Guadalupe Sánchez Aviña
Publicado: Lado B, 06 de mayo de 2014

      En una época de "reformas constitucionales"… Política, energética, en telecomunicaciones y educativa… llama poderosamente la atención, por lo menos a mí, las diversas reacciones que la sociedad manifiesta a través de los diferentes grupos que la componen; es razonable asociar la reacción social generada por estas iniciativas, con la valoración que la misma sociedad tiene de lo que se modifica.
En este sentido se pueden identificar dos elementos centrales:
      Primero, las llamadas reformas política, energética y en telecomunicaciones han desatado un verdadero "furor" entre los diversos actores sociales que se ven afectados por estas iniciativas, tinta, espacios radiofónicos y televisivos, foros académicos, políticos y sociales han destinado esfuerzos para su análisis y discusión; hoy mismo estamos en medio de la discusión de las leyes secundarias. A diferencia de las tres arriba mencionadas, la reforma educativa, "marcha" sin pena ni gloria, así… como si a pocos o a nadie interesara; ante esto, alguien podría pensar que la educación no representa un valor para la sociedad y esto genera escalofrío; desde su publicación en el diario oficial a finales de febrero del 2013 se han oficializado las leyes secundarias del INEE, de la profesionalización docente y ajustó la de educación… y pues nada, algunos comentarios de analistas especializados, diagnósticos y anuncios mesiánicos de grupos de origen empresarial, algunas manifestaciones y pronunciamientos de parte del magisterio, pero nada parecido a la virulenta reacción de grupos sociales ante las otras tres reformas. Se podría pensar en la ausencia de ciudadanos conscientes del papel estratégico y decisivo que tiene la educación como plataforma de su propia construcción como ser humano.
      Segundo, la existencia de grupos sociales específicos que conscientes del valor que tiene la educación para la persistencia de su propio grupo social en el ejercicio de los liderazgos sociales, económicos y políticos, son capaces de agruparse y presentar frente común en la defensa de sus intereses; es decir, grupos poseedores de lo que algunos llamarían consciencia de clase, permitiéndoles ejercer su dominio sobre el resto masificado de la sociedad.
      Ambos aspectos terribles y desesperanzadores; un amigo, de buen corazón y queriéndome aliviar me explicaba que era lógico que la correspondiente a telecomunicaciones levantara tanto revuelo por disponer de los espacios mediáticos con los que cuenta y que por eso era más visible, si pero… lo que me aterra es pensar es que a la sociedad, así, en general, la educación no le significa valor alguno para defender su derecho, lo cual lleva a interrogantes aún más puntiagudas ¿Entonces por qué razón ingresan a la escuela? ¿Acaso su valoración se centra en la promesa de movilidad social? entonces estamos muertos; mientras la educación no se arraigue en el corazón y en la razón de los individuos que integramos la sociedad como un valor, como ese vehículo para hacernos seres humanos auténticos… que nos libera… mientras esto no suceda, los asuntos educativos nos serán distantes, ajenos e indiferentes.
      Y sin embargo… la esperanza activa representa un oasis para refrescar los esfuerzos a favor de una educación humanizante, no podemos dejar de movernos pues esto aún no concluye, son muchos los pendientes de este proyecto de ajuste del sistema educativo mexicano.
* Universidad Iberoamericana


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