martes, junio 24, 2014

Museo Imagina, ¿…espacio de calidad y excelencia […] y de convivencia familiar…?

Dr. José Guadalupe Sánchez Aviña
Publicado: lado B, 20 de junio de 2014
     Inicio extendiendo disculpas por utilizar este valioso espacio para realizar catarsis, o como menciona el diccionario de la Real Académica Española de la Lengua (RAE): “Eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso”, pero creo que hoy lo amerita pues he venido insistiendo en la importancia que tiene la educación como factor de cambio y de posibilidad de desarrollo humano.
Desde luego lo educativo no encuentra sus límites en las escuelas y similares pues éstas solo cubren lo que llamamos educación formal; la educación se extiende a todo espacio en donde se encuentren las personas. Existen espacios que por su propia naturaleza, aspiran a contribuir a la formación de quien asiste a ellos; este es el caso de los museos, que según la RAE, consiste en:
1.    m. Lugar en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo, y en general de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados.
2.    m. Institución, sin fines de lucro, abierta al público, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre, o culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos.
     Con esta sencilla aproximación al concepto, se descubre de inmediato el considerable potencial que tienen estos espacios colectivos en la promoción cultural y la educación.         Representan entonces un espacio privilegiado del cual las sociedades y sus gobiernos pueden servirse para lograr los tan anunciados deseos de consolidar una sociedad educada y culta. 
      El domingo pasado acudimos en familia al “Museo Imagina”, las expectativas estaban acorde con lo arriba mencionado, pero… caray, lo que obtuve al abandonar las instalaciones de este sitio, fue una terrible frustración y malestar, que después derivó en preocupación manifiesta en dos aspectos:
     a)     ¿Su intención es educar? Siendo un espacio en donde la museografía brilla por su ausencia, en donde se nota la desorganización desde las señalética, en donde te sientes como cartera desde el momento en que te enfrentas a la señorita de la taquilla hasta el mismo momento cuando se te invita a que tomes la salida en medio de la tienda de recuerdos. ¿Educar con una serie de… de… experimentos o experiencias con equipos desgastados inactivos algunos de ellos y otros más que se asemejan a los juguetes que una escuela primaria “de mediano pelo” podría tener como apoyo de sus procesos educativos? Como que la realidad no corresponde con la visión que declaran públicamente: “Convertir IMAGINA en un espacio de calidad y excelencia para los niños y niñas de Puebla y sus alrededores, posicionándose como el mejor en su tipo en todo el estado. Conservando un alto nivel educativo, a través de ambientes de aprendizaje interactivos que serán ejemplos a seguir.”
     Mención aparte merecen los jóvenes que realizan un importante y honesto esfuerzo al brindar orientación en cada una de las explicaciones que dan a los visitantes, ellos quedan sin tacha, por el contrario, gracias.
     b) El otro aspecto tiene relación con esa brecha entre quienes tienen el recurso para acceder a ese servicio y quienes no, $50.00 pesos adulto y $45.00 menores de edad… una mamá un papá, dos menores… $ 190.00 ¿poco dinero?, ¿para quién? ¿Para una persona que ya los quisiera para invertirlos en comida o algún similar? Estas situaciones lo que generan es aumentar esa de por sí humillante brecha diferenciadora de la sociedad.
     Si en su visión defienden la convivencia familiar: “Ofrecerte un espacio interactivo y de convivencia familiar que promueva la admiración por la naturaleza, el mundo animal y la vida en sí misma y permitiéndole la comprensión de los fenómenos y conceptos de la ciencia y tecnología, que a través de elementos interactivos y utilizando al juego como herramienta, te permita participar, experimentar y aprender de una manera divertida.” ¿Entonces por qué cobrar los domingos? ¿Acaso sería imposible dar acceso a la gente, a las familias enteras el ingresar ese domingo familiar sin pagar?
    ¿Está éste museo a la altura de Puebla y quienes vivimos el ella? Definitivamente me resisto a aceptarlo, creo que merecemos mejor suerte, mucha mejor suerte. Reitero mis disculpas pero no podía dejar de manifestar, aunque brevemente, mi sentir y pensar.



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